Filosofía, Metapolítica, Aforismo, Poesía.

miércoles, 11 de junio de 2014

"Las luchas infructíferas / Las rebeldías sin causa" (LA HISTORIA ES UN CEMENTERIO DE IDEAS CADUCADAS ABANDONADAS A SU SUERTE)



Se dice que lo que mueve el mundo es..
 el sexo, el amor,..
o para los que son más animales políticos, el dinero y el poder.

Tanto los que aluden al primer tópico como al segundo sólo están observando la superficie.

Nada de esto cambia realmente el mundo, si acaso lo mantiene "en movimiento".. Pero ¿hacia donde?
*
El amor y el sexo son motores del individuo, y así tambien lo son el dinero y el poder. Pero nunca son motores de transformación a gran escala.
*
Quien tiene el dinero solo procura conservarlo, lo mismo ocurre con el poder.

Quien no lo tiene procura acercarse a los que sí lo tienen.

Pero nada sustancial cambiará en las estructuras hegemónicas este juego, pues tiene lugar en un circuito cerrado.
*
Lo único que a traves de los siglos ha tenido la fuerza para transformar el mundo son.. 

¡LAS IDEAS!

¡Nada cambia su rostro, nada sale de su cauce, ni se acelera, ni cambia de dirección.. sin una idea detrás!

Aquellos que alumbran nuevas cosmovisiones, nuevas hojas de ruta, o nuevas aspiraciones..

son los verdaderos DEMIURGOS DE ESTE MUNDO.


Es sabido que el demiurgo no crea, pero si transforma -incluso críticamente- la realidad, pues le ha sido dada la capacidad de cambiar el orden de las cosas, de alterar los equilibrios, y transformar las prioridades.
*
Y en manos de ellos estamos..
en manos de los alumbradores de ideas
y en menor medida de sus difusores -aunque su papel es determinante- 
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Y es especialmente a los segundos a los que nos interesa "diseccionar", porque si bien a los impulsores poco se les puede reprochar -en tanto como paridores no pueden evitar parir- los difusores de "sus retoños" deben preocuparnos genuinamente dado que, como se infiere de mi disertación, portan AUTÉNTICAS BOMBAS DE RELOJERÍA EN SUS MANOS.

Conviene primero tener claro que el ideólogo no ejerce la misma influencia en un estrato social que en otro, pues toda idea, a nivel popular, tiende a funcionar maniqueamente, y simplificarse conforme desciende el nivel cultural. Eso no es sorprendente, y probablemente no se pueda cambiar. Pero es grave cuando sucede en los entornos más dedicados a la ciencia política. 
(Y créanme que ocurre con bastante más frecuencia de lo que cabría pensar.)

Por supuesto no estamos aludiendo a un escaso nivel académico o intelectivo, no se trata para nada de eso. Muchos de ellos seguro son solventes y conocen infinidad de detalles históricos y referencias bibliográficas, pero si el fundamento filosófico de sus ideas es más bien arbitrario, maniqueo, o simplón.. todo el trabajo que esforzada y concienzudamente desarrollen se hallará lastrado de forma crítica, y de ese modo, arrastrará carencias que más tarde o más temprano se revelarán a sus ojos con espanto (en el caso de que sean honestos hasta tal punto, lo que raras veces se ve.) 

Y entonces, esas ideas que fueron defendidas por tantos a capa y espada no sólo quedarán superadas, sino a la vista de todos desmentidas y desautorizadas. 

La metapolítica tendría entonces la labor de "desarmar" los planteamientos más errados antes de que se muestren en toda su ineptitud, es decir, que no haga falta esperar a las graves, cuando no irreparables, consecuencias de su acción y difusión.. Que no sea preciso estrellarse y estrellarnos para percatarse de que se está en un error.

Por esto, es clave el debate transversal entre "gentes civilizadas" de buena voluntad, que aunque procedan de posiciones ideológicas dispares, son por igual conscientes de la parcialidad de todo análisis realizado bajo un prisma concreto, y por tanto están ya prevenidos contra las limitaciones que habitualmente tienen "los prismas" que, para bien o para mal, porta cada uno de ellos.
















Porque.. ¿Cual es, en definitiva, "el gran pecado" de la ideología? 
Pues su caracter reduccionista, neurótico, Y TOTALITARIO.

Ya sé.. Ya sé que todos ustedes están pensando ahora mismo: "Pero no todas las ideologías son totalitarias.."
Y la respuesta es NO...
¡Y SÍ!! 
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No todas las doctrinas políticas abogan por un modelo totalitario, es cierto, pero sí son todas ellas, en sus presupuestos, totalitarias. 
¿En qué sentido? 
Pues en el de que todas analizan cada factor, por muy diversa que sea su naturaleza, bajo un único prisma. Si transplantáramos este modo de operar y racionalizar al ámbito del individuo, de la cosmovisión ya no intelectualizada y grupal, sino de la que conforma nuestra personalidad, nadie vacilaría en calificarlo de NEUROSIS.

Y en efecto, esa es la forma en la que operan todos los ismos:
-Un liberal no parece apreciar más problemas que los frenos, vengan de aquí o de allá, de su entronizada libertad prometéica, y toda perspectiva se reduce a eso: a conquistar cada espacio de libertad ABSTRACTA (ideal de caracter absoluto) que le es negada, y a defender como el numantino cada uno de los que ya posée. (La conquista de la libertad en sí misma no es apreciado como valor, sino tan sólo el disfrute, una vez más ABSTRACTO, de la misma) El liberalismo, para entenderlo en su más pura esencia, se funda sobre un mito, a saber, la idea en extremo ingenua de que todo individuo es "mayor de edad" para responsabilizarse de todo lo que le atañe, que toda persona posee el discernimiento necesario para decidir y valerse por sí misma en cualquier ámbito que le afecte.
-Un marxista tampoco parece debatirse entre un abanico mayor de cuestiones capitales, o de problemáticas. Su única preocupación genuina es la división del mundo en explotadores y explotados, y así, al modo del científico que debe elegir medir unas variables y obviar todas las demás, el marxista ha decidido ya que la lucha de clases entraña la quintaesencia de las relaciones humanas, y seguro va a pasar de largo sobre infinidad de variables o señales que el considera por lo general superfluas, o peor, que sólo percibe paranoícamente como "instrumentos de dominio".
-Por su parte, al anarquista, bien podríamos describirlo como una síntesis de los dos anteriores, puesto que en su versión izquierdista conjuga la preocupación por la explotación y la acumulación de riqueza del marxista con la fobia, nunca carente de histrionismo, del liberal hacia el estado. Es por tanto víctima de la misma ingenuidad del liberal pero no posee el cinismo del que hace gala este (No nos detendremos en el anarco-capitalismo puesto que no se trata más que de una radicalización del liberalismo, o dicho de otro modo, de llevar sus postulados hasta sus últimas consecuencias.)
-Por último: el fascista, identitario, o nacional-revolucionario, es un peculiar ser con una visión trascendente y heroica de la vida, en la cual, todo lo que desprecian marxistas y liberales es considerado justamente lo más valioso para el espíritu del hombre, aunque mejor debiéramos decir para la nación, porque para el heredero de Mussolini y Degrelle, el individuo o la clase social no significan nada fuera de esta, a la que se presupone vertebradora de un destino común, en la unidad de Historia y de sangre. (Es también crucial para esta cosmovisión tener claramente "identificados" a los "enemigos mortales" de este ente orgánico que, para ellos, es la nación.)

[Continuará en sucesivos capítulos. Estas reflexiones nunca tuvieron un comienzo y una conclusión claras, 
y seguramente sea mejor así]