Filosofía, Metapolítica, Aforismo, Poesía.

sábado, 29 de noviembre de 2014

LA CRÍTICA ESENCIAL DEL LIBERALISMO (I)


1- ¿Qué es lo que de verdad nos molesta, la pobreza, o la riqueza?



Esta conferencia es verdaderamente reveladora, espero que todos la vean, al menos los primeros minutos, donde se aportan unas cuantas claves susceptibles de hacernos "cambiar el chip" (o más bien, quebrarlo)

Ahora, tengan cuidado, como lo procuro tener siempre yo, no con este conferenciante en concreto, sino con todos los "mercaderes de ideas", sin distinción por la escuela a que pertenezcan. Tengan en cuenta que el ideológo siempre es, en mayor o menor medida, UN ENGATUSADOR; y sí, los hay mejores en su arte y peores, los hay también más honestos y más tramposos (y en el catálogo de trampas las hay para todos los gustos: demagógicas, moralistas, ad hominems, etc etc) PERO NO SE DEJEN NUNCA CONQUISTAR DEMASIADO PRONTO, POR MUY CONVINCENTES, O INCLUSO RIGUROSOS, QUE LES PAREZCAN LOS ARGUMENTOS LANZADOS.
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En este caso, desde luego, sí puedo afirmar que nos encontramos ante una serie de argumentos bastante honestos, racionales, y sin trampas morales (de hecho, parte de su valor está en advertirnos sobre ese tipo de trampas.)
..Y bueno, si un avance en mi reflexión han favorecido, es el de rebelarme ya a las claras, y sin pelos en la lengua, contra las moralinas entorno a la riqueza. 
¡La riqueza no es mala por sí misma! En esto también somos patológicamente herederos del Cristianismo..

¡De nuevo, con EL GRAN MORALIZADOR HEMOS TOPADO!

Llevo ya largo tiempo cargando con vehemencia contra el igualitarismo en mis escritos, pero nunca me atreví, hasta ahora, a cargar ya sin complejos contra el moralismo entorno a la "desigualdad económica".
"¿Qué es, en el fondo, lo que nos preocupa, LA POBREZA, O LA RIQUEZA?" Llevando al último extremo las reflexiones de don Martin Krause, he aquí la clave detras de la regañina catequista con la que nos hastía la izquierda hasta la arcada.

Lo que les molesta, no es que haya pobreza, de hecho, el típico mensaje socialista y "nazarenista" es el de la victimización y glorificación de la pobreza por sí misma. Si nos fijamos bien, tanto a ese "obrerismo victimista" como al cristianismo más puro del que es heredero, no le interesa acabar con la pobreza, lo que le interesa DE VERDAD es que HAYA SIEMPRE POBREZA, y cuanta más, mejor, para legitimarse.

Ego dixit.

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Pero no todos los argumentos del liberalismo son tan sensatos y tan desideologizados como los de Martin Krause en el video que les enlacé. Axel Kaisser, por ejemplo, vincula los niveles de pobreza y el respeto por los derechos fundamentales del individuo ÚNICAMENTE a los niveles de libertad económica de los países. Así, te compara TAN ALEGREMENTE a Zimbabwe con Suiza, aludiendo a la libertad que reina en cada uno de esos lugares (y a nada más), Y SE QUEDA TAN PANCHO.



A esto me refiero exactamente cada vez que acuso de dogmatismo, de ideologicismo, DE MANIPULACIÓN, a las "familias liberales" (a todas ellas.)
¡Pero vamos a ver! Retomando el ejemplo aludido, ¿Tendrá algo que ver la historia de Suiza y Zimbabwe, la riqueza histórica de Suiza y de Zimbabwe...DE EUROPA Y ÁFRICA?..
¿Tendrá QUIZÁ algo que ver, no sólo la riqueza histórica de Europa en general, y de Suiza en particular, y la falta de ella en gran parte de Africa, así como la larga tradición de respeto por las libertades desarrollada en estos lugares, y de nuevo, mucho menos desarrollada en Africa?

¿O es que criticamos a la izquierda por ser unos acomplejados y unos moralistas, y nosotros tenemos el mismo TERROR que ellos a asumir las diferencias esenciales entre la civilización occidental y la africana?
*

2- Los principios insoslayables.

Una vez hecha la crítica constructiva, y reconocidos parte de los aciertos del paradigma liberal -en su más amplio espectro- pasemos a enfrentarnos ya, a calzón quitado, con uno de los auténticos popes del libertarismo de mercado. En su obra, titulada "Poder Y mercado", Rothbard nos describe todos los tipos de "coerciones estatales" que él considera, en todos los casos, perniciosas para los "genuinos intereses de la sociedad civil", y nos hace el siguiente listado de lo que él engloba, según una categorización bastante cuestionable, como distintas clases de "leyes, o concesiones monopolísticas":

"(1) cárteles impuestos por el gobierno, a los que se obliga a unirse todas las empresas de una industria; (2) cárteles virtuales impuestos por el gobierno, como cuotas de producción impuestas por la política agrícola estadounidense; (3) licencias, que requieren cumplir como tasa de penalización para empresas más pequeñas con menor capital, a las que así se les dificulta competir con empresas más grandes; (4) estándares de “calidad”, que impiden la competencia de lo que el gobierno (no los consumidores) define como productos de “calidad inferior”; (5) aranceles y otras medidas que imponen una tasa de penalización a los competidores de fuera de una región geográfica determinada.(.....)"

Aquí es donde deberíamos hacer la primera parada

Estos señores que se pasan el día cantando las bondades del intercambio comercial, y que les embelesa tanto que apenas pueden pararse en todas las demás cosas, buenas y menos buenas, que les depara el Mundo, no parecen atender más que al principio de la IGUALDAD (en este caso, de las condiciones para prosperar económicamente, o de que cada cual pueda vender sus mercancias) sin siquiera pensar en que a otros menos cautivados por ese Universalismo les puedan preocupar cosas más cercanas como proteger SU producto, y no "la idea de producto".

"(.....)(6) restricciones a la inmigración, que prohíben la competencia entre trabajadores, así como de emprendedores, que en otro caso se trasladarían desde otra región geográfica del mercado mundial(....)"

Sobre este punto, me acojo otra vez a las "dudas pertinentes" que acabo de expresar. No creo que haga falta explicarlo muy detalladamente. Si nos desvela tan sólo que se apliquen rigurosamente esos principios librecambistas, y nada más que eso, ¿qué sentido tiene intentar transmitir a alguien que así piense, que hay muchas otras cuestiones en disputa, y muchas otras libertades, derechos, en peligro, además de los de propiedad y librecomercio?

"(.....) (7) leyes de trabajo infantil, que prohíben la competencia laboral de trabajadores por debajo de cierta edad; (8) leyes de salario mínimo, que, al causar desempleo en los trabajadores menos productivos, eliminan su competencia en los mercados laborales (.....)"

Llegados a este extremo, las críticas, los severos cuestionamientos que a mí me asaltan, requieren aún menos aclaración que los anteriores, al menos para cualquier profano en el ideario liberal. (¿Cuantas comillas, signos de interrogación, y admiración, podemos ponerle a los términos marcados en negrita para expresar gráficamente nuestro estupor al ver incluidas tales normas en un listado aséptico y acrítico (¿?) de "frenos a la libre competencia"?)

"(.....) (9) leyes de horarios máximos, que obligan a un desempleo parcial a trabajadores dispuestos a trabajar más horas; (10) sindicación obligatoria, como la que impone la Ley Wagner-Taft-Hartley, causando desempleo entre los trabajadores con menor antigüedad o influencia política en el sindicato; (11) servicio militar, que obliga a muchos jóvenes a quedarse fuera del mercado laboral (.....)"

¿y SI TE INVADEN, CON QUÉ TE DEFIENDES, CON LEYES ANTI-MONOPOLIO?? ja, ja, ja, ja!! ....

¡Ah! cierto, se me olvidaba que, en su modelo ideal, todos los paises seguiran esas reglas, y además, damos por hecho también (como si esto fuera poco) que "dos paises que comercian nunca guerrean"... ¡Me estaría carcajeando hasta mañana a mediodia!

"(......) (12) cualquier tipo de sanción gubernamental a cualquier forma de organización industrial o mercantil, como leyes antitrust, impuestos especiales a cadenas de tiendas, impuestos a rentas empresariales, leyes de horarios comerciales, que impiden abrir negocios a ciertas horas o prohibiendo la venta ambulante o puerta a puerta; (13) leyes de conservación de la naturaleza, que restringen forzosamente la producción; (14) patentes, en las que se prohíbe que descubrimientos independientes posteriores acerca de un proceso se apliquen a un campo productivo."

Bueno.... Los últimos puntos SE PODRÍAN DISCUTIR, y reconozco que algunos de los no comentados son bastante sensatos. Dicho esto, la conclusión a bote pronto es que...
A ESTOS TÍOS LES IMPORTA UNA MIERDA TODO.... ¡JA, JA, JA. JA, JA, JA!!... 
¡Ahí se puede ir por la cloaca el Mundo, y con él, la Humanidad entera... que ellos estarán satisfechos por haber aplicado tan rigurosamente sus "superiores principios ético-pragmáticos"!
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¿Pero estos tíos....de verdad que tienen sangre en las venas, y no horchata??
Pero...con sinceridad, ¿qué son estos sujetos?, ¿animales superiores con conciencia, o COMPUTADORAS CON ASPECTO VAGAMENTE HUMANO??
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¡Pues nada! ¡Laissez Faire! 
La fórmula mágica, Y SOSPECHOSAMENTE CÓMODA, que solucionará, si no todos, la mayoría de los problemas a corto, o a largo plazo (¡esto último ya es la apoteosis del "vendemotos"!, porque como el "largo plazo" no especifica su longitud concreta, siempre te podrán decir que.. "ya llegará, no te preocupes.. que ya llegará!")
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3- "El síndrome Pinochet"

Los liberales, además de todo lo anterior, también suelen apelar al argumento de que las medidas proteccionistas perjudican, sobre todo, a los paises pobres, que no pueden competir en igualdad de condiciones con los ricos.

Pues bien, ¡vamos a dar esto por bueno!, pero aún aceptando que así sea, imaginemos que los ciudadanos de un municipio regido estrictamente por los principios libertarios y de subsidiariedad, o hasta varios de ellos asociados en una gran confederación, deciden libremente, ellos sólos, aplicar aranceles, y hasta fuertes leyes de fronteras, ¿por qué no?..

..Pues esto, a los liberales y anarco-capitalistas, sin duda les parecerá un atropello y toda una "muestra de la peor tiranía"... y hasta, probablemente, les encantaría mandarles a "un Pinochet" para "enseñarles los principios del libremercado", pero...¿Qué pueden hacer? Todas las acciones que les caben ante esa DECISIÓN LIBREMENTE TOMADA, respetando todos los principios políticos individuales y subsidiarios, son de un cariz bastante más tiránico -cuando no desleal, vergonzoso, y por completo indefendible- que todo lo que puedan opinar sobre la mentada decisión (imaginemos, por ejemplo, que les da por irse a esos paises a alentar una guerra contra esa "tiránica confederación".)

Liberales y socialistas, al final, cortados por el mismo patrón, y aspirando a los mismos ideales, aunque por distintos caminos:

"IGUALDAD Y LIBERTAD, ¡y como yo entiendo la igualdad y la libertad!, y si no se aplica así, ¡no me gusta, y no lo consiento!"

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4- El método Socrático.

Pretendía, cuando fragüé este ensayo en mi cabeza, partir del prolífico intercambio de ideas que acababa de tener con un "camarada" libertario de la "familia ancap". Pensé, nada más finalizar el prolongado y fructífero debate, usar fragmentos del mismo, dándoles forma de ensayo, e intentando exponer, lo mejor que pudiese, mis planteamientos "anarco-tradicionalistas" en oposición a los "anarco-capitalistas" que defendía mi compañero. Me dí cuenta después de que, por un lado, corria el serio peligro, obrando de este modo, de caricaturizar y ridiculizar los argumentos "del contrario" (o de seleccionar únicamente lo que me servía para defender mi "tesis", y "quedar yo en lugar privilegiado", cosa bien deshonesta y deleznable); y por el otro, de que sí respetaba el formato del que había partido la inspiración para escribir el mencionado ensayo, tan sólo ordenando y puliendo los "salientes", podía exponer la confrontación de ideas a la manera, tan didáctica, que lo hacía el gran Platón, y que aprendió de su, no menos gran, maestro Sócrates.

El diálogo socrático es un invalorable formato, no sólo para la divulgación, sino aún más, para aprender a pensar, y a seguir impecablemente la lógica. Un método que aún no se ha explotado lo suficiente, y por medio del cual, ¡hasta aprendemos de nosotros mismos! 
(No hay mejor manera, en verdad, de toparse a cara descubierta con los propios errores.)
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[Les ofreceré el mencionado diálogo por capítulos, con sus correspondientes notas introductorias, dado que si lo publicase "en bruto", créanme que no iban a leerlo hasta el final ninguno de ustedes. Hasta entonces, la "batalla de las ideas" debe proseguir.. Show always must go on.]


jueves, 27 de noviembre de 2014

"ANARQUISMO vs IGUALDAD II: Abundando en la incompatibilidad de sendas aspiraciones"


Se me quedaron demasiadas cuestiones en el tintero en la entrega previa de estas reflexiones. No es tan facil como pueda parecer hacer llegar una idea, transmitir una visión que, en tu cabeza, ves clara y evidente, pero que, al traducir en palabras, requiere de la combinación de varios "ataques cognitivos" simultáneos, de una rápida serie de "ganchos de izquierda y derecha" con el fín de alcanzar algún "punto flaco" en la coherencia de las ideas de quién nos escucha (o lee.)

Recordarán que la tesis central que mantuve en aquella primera parte fue que el izquierdismo -progresismo, igualitarismo- tiene como principal esencia EL MIEDO A LA LIBERTAD, esto es, la extrema desconfianza hacia el desonvolvimiento natural de las sociedades, y la irrefrenable tentación de "ARREGLAR EL MUNDO".

Por eso he llegado también a otra poderosa conclusión, que EL ESTADO Y LA MODERNIDAD SON UNA MISMA COSA, UNA MISMA ASPIRACIÓN, pues todo tiene origen en el Iluminismo de los ilustrados, esto es, en su herencia claramente más perniciosa, y que a la postre, se ha revelado catastrófica (La Ilustración dio magníficos frutos, como expresé en otro ensayo, pero no nos dejó menos de ellos ciertamente podridos.. envenenados.. ¡auténticas bombas de relojería!)

El Estado Moderno se caracteriza por ser justo la realización total de ese concepto: ESTADO. Sólo a partir de la Ilustración, del Absolutismo -y de su reacción, la Revolución Francesa- se empieza a concebir la idea de centralización, de división territorial en departamentos o provincias, de eliminación sistemática de otros poderes, locales o no locales, los cuales se interponían en esa firme voluntad de dirigir, organizar, y controlar toda la vida de la nación desde el poder estatal. Este era, pues, un proyecto al que le estorbaba todo lo que pudiera aportar heterogeneidad y, sobre todo, contestación, independencia, u ofrecer una alternativa al que pretendía ser EL ÚNICO PODER LEGÍTIMO.

La aspiración de "igualarnos a todos", si se fijan, también tiene no poco que ver con esta mentalidad, ese "trastorno obsesivo-compulsivo" congénito del estadista, que ha acabado contagiando, al final, a toda la sociedad, convirtiéndose en nuestros dias en la nueva religión por antonomasia. 
Así, vemos al izquierdismo, que no da abasto para repartirse entre todas esas "luchas" -"las lutzschiasss", dicho en dialecto okupa/perroflauta- en nombre de uno u otro colectivo, ¡cada día aparecen nuevos!, de los percibidos como "proscritos", "oprimidos", "invisibilizados", o "en riesgo de exclusión". 
Estos son los que hemos dado en llamar los "marxismos culturales", pero que igualmente podríamos referirnos a ellos como "los cristianismos seculares" o "los nazarenismos" -¿Para qué le vamos a echar la culpa al pobre Marx de lo que tiene origen, muchísimo antes, en el ideal cristiano?-

Esta aspiración es, como digo, genuinamente estatalista, pues al Estado Moderno siempre le ha gustado tener a las personas, los territorios, y los sectores sociales, bien muestrados, bien organizados, y bien HOMOGENEIZADOS, para poder disponer de todos esos mapas, estadísticas, proyectos, cuadriculados y matematizados, que tanto gustan siempre al soberano con "una visión para su nación".

En esto es en lo que quiero insistir muy especialmente: ¿No nos damos cuenta de que dan igual las ideas o las posiciones que mantengan estos gobernantes, que más allá de la diversidad de sus perspectivas, el problema está en que haya individuos a los que permitamos "tener visiones"?

¿No nos damos cuenta de que, ya busquen "el bien" o "el mal", que.. bien se hagan eco de ideales igualitarios, bien de ideales diferencialistas, se trata en ambos casos de arrogantes cantamañanas que se creen capacitados para organizar y mejorar ellos sólos territorios y masas de población tan extensos, diversos, complejos, como las naciones actuales?... 
¡Y encima pretenden que creamos que esto es, no sólo factible, sino del todo sensato!

¿¿ ??
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Y... ¡por supuesto que te van a decir que es por tu propio bien! Y se cuidarán mucho de hacerte llegar ese mensaje de mil formas y a través de mil sitios distintos. Te harán sentir culpable si evades impuestos o no colaboras en todo lo posible con la administración, "porque el Estado somos todos"..... Y no crean, que aún quedan incautos que lo siguen creyendo.

Se sacarán de la manga, también, mil y una medidas populares y con apariencia de genuina preocupación por corregir los "males sociales", ¡porque no van a ser tan estúpidos de decirte que en ningún momento piensan en tu bien! (o que si lo hacen, en el caso de los ingenuos vocacionales que aún queden, que por muy buenas que sean sus intenciones, la Historia muestra que raramente han solucionado más de lo que han estropeado.)

Toda mafia, todo grupo de crimen organizado que existe desde que el mundo es mundo te dice que "ellos están aquí para protegerte, y que si ellos faltan, todo se tornará caótico e inseguro....que ellos son quienes aportan estabilidad". 

Esto no es ningún secreto, está bien a la vista si intentamos visualizar el "mapa general" por un momento; los reyes, los príncipes, y los señores feudales del medievo funcionaban del mismo modo, sólo que, primero: iban bastante más de cara, y a las claras, no habían perfeccionado aún el arte del cinismo y el "pielcorderismo" como los avezados gobernantes de hoy; y segundo: ni soñaban con disponer, para sus tropelías, de una maquinaria tan completa y efectiva como el Estado Moderno.


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Esa es la diferencia básica entre los tiranos de ayer y los tiranos de hoy, aunque podríamos abundar también largamente en esto. No obstante, lo dejaremos para otra ocasión.



                                                                                                                                                                     

miércoles, 26 de noviembre de 2014

"ANARQUISMO vs IGUALDAD"







La urgencia es doble: Nuestra única salida digna consiste en impulsar dos revoluciones opuestas y paralelas, de tal modo que estén sincronizadas en tiempo e intensidad.

1 -REVOLUCIÓN SOCIO-POLÍTICA "DE IZQUIERDAS":


Recuperar el poder local y cercano en detrimento del central y lejano.
[Anarquismo posibilista] Pararle los pies al Estado, por todos los medios posibles. Llevar todas las tomas de decisiones que podamos al ámbito municipal. Descentralización y construcción de una nueva y legítima representatividad política por distritos.


2 -REVOLUCIÓN SOCIO-CULTURAL "DE DERECHAS":


Inversión, incluso dirigida, de los valores post-modernos/post-cristianos igualitarios. ¡Romper la baraja y dar un golpe en la mesa!

"¡Ya está bien de tanta tonteria, hombre!" JA, JA, JA, JA!!

.. Retomar "cierto" respeto por la sabiduría popular, ancestral..  Recuperar la autoridad de la experiencia de las generaciones pasadas.. Dejar de una vez de creer que vamos a reinventar el mundo de un día para otro y a TORNARLO DE COLOR DE ROSA...
Dejar defitivamente atrás QUIMERAS como el igualitarismo, el multiculturalismo y el universalismo.

¡GAME OVER, SORRY! 

¡Despierta, incauto! ¡EL HECHIZO FUE LINDO, PERO SE ESFUMÓ!



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Y no es esto una salida de tiesto sin más. No defiendo una revolución política "de izquierdas" y una socio-cultural "de derechas" porque "tenga ese capricho". Todo lo contrario, defiendo esta posición, a primera vista heterodoxa, por ser la única capaz de triunfar.




El "anarquismo clásico" de izquierda -y más aún, aquello en que ha degenerado en la actualidad- se trata de una posición, no sólo utópica -como acertadamente les suelen echar en cara- sino por completo contradictoria, y en exceso deudora del Marxismo (que no de Marx, ¡ójala fueran marxistas de Marx, y no de los que han usurpado su legado!)

Estos anarquistas dogmáticos, bobalicones, que no saben decir una sóla palabra que hayan pensado por sí mismos.. preguntémonos: ¿qué pretenden? (Porque no está nada claro, y muchísimo menos como llevarlo a cabo)

Pretenden que el dirigismo del Estado sea sustituido por una organización social "horizontal", y parecen, habitualmente, más obsesionados con la horizontalidad que con la dirección, esto es... Están, al final, más preocupados por la igualdad que por la libertad; y por tanto esperan que, espontáneamente, y sin ningún tipo de coacción, la sociedad "se iguale" y nadie destaque por encima de nadie, rompiendo ese perfecto horizonte... horizontal.

¿Pero como esperan conseguir tal cosa, a no ser mediante uno u otro tipo de coacción? No se puede obligar a la gente a ser igual, por la fuerza, sin una suerte de dictadura del proletariado. Lo contrario, ya no es utopismo, sino absoluta imbecilidad.

Si somos anarquistas, si somos personas verdaderamente concienciadas de las dinámicas intínsecas -¡y sí, perversas!- del Estado, deberíamos habernos dado cuenta ya de que el sentimiento izquierdista más esencial es justo el MIEDO A LA LIBERTAD, el reclamo de que el Estado "corrija" los "desequilibrios", de que "no deje a nadie desatendido", la demanda a quienes ejercen la autoridad de que se ocupen de ellos en todo lo que sea física, humanamente, posible.


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Lo más opuesto a un anarquista, deberíamos habernos dado cuenta de una maldita vez, no es el liberal o el nacionalista, SINO EL COMUNISTA.

El comunista es una clase de persona que detesta profundamente el libre discurrir de los hechos, de las sociedades, y de la Historia. El comunista es el tipo más desconfiado y controlador que existe sobre la faz de la Tierra. Dice luchar en favor de la gente, pero NO CONFÍA EN LA GENTE; invariablemente, considera que la sociedad se equivoca, y cree ser él una persona más justa y más moral que la masa, "que si la dejaran a su antojo, enseguida volvería a fabricar intereses de clase".

Por eso no es una arbitrariedad conjugar la democracia municipalista, el anti-estatismo, con el anti-izquierdismo declarado, y sin pelos en la lengua. 

Por eso, ¡sólo renunciar a la quimérica igualdad, con todo lo que ello conlleva, es la única manera de caminar hacia futuras sociedades libres!


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Si ustedes siguen siendo de aquellos con demasiado miedo a que, sin Estado, "se desatienda a los débiles", se lo diré claro: o bien son ustedes, en el fondo, no otra cosa que tiranos, o bien, son los tontos útiles de los "hombres de Estado", engatusados por estos para seguir creyendo a pies juntillas, ¡aún a estas alturas!, que EL ESTADO PUEDE SER LA SOLUCIÓN A ALGO.

Si son ustedes de aquellos que aún están convencidos de que "la sociedad les debe algo", olvídense del municipalismo, de la libertad política, y de otras fórmulas democráticas radicales y libertarias, porque lo suyo siempre será el AUTORITARISMO Y EL DESPOTISMO.

SALUD.




jueves, 20 de noviembre de 2014

MÁS SOBRE "QUÉ ES ANARQUISMO".

~
En una sociedad sin Estado, sin autoridad impuesta 
-lo que no implica que no se la reconozca voluntariamente- 
es donde se desarrolla al máximo la VOLUNTAD DE PODER. 
Por una razón muy simple: 
PORQUE LAS CIRCUNSTANCIAS TE OBLIGAN..
..A SER CREADOR, NO CREADO, 
A SER SOBERANO, NO SÚBDITO.

       ~ ~ ~

El anarquismo no es irreconciliable, ni con la autoridad, ni con el patriotismo*, ¡ni siquiera  con la mismísima aristocracia! -por mucho que lo crean esa casta de los intocables que identificamos bajo la etiqueta anarcopunk/okupa/perroflauta -dicho además con todo que implica, en rigor, el término intocable, y ¿porque no también?, con toda la mala leche.-

[*Decimos esto entendiendo el patriotismo en un sentido poco ortodoxo, pero no necesariamente menos auténtico. La Patria no tiene porque ....medirse, nombrarse, compartimentarse, INSTITUCIONALIZARSE.]

La Edad Media, en ese sentido -y de muchas otras maneras- guardaba más semejanzas con el ideal anarquista presente que la democracia que se presupone tan libre y respetuosa de la integridad de sus ciudadanos. Sencillamente, en aquella época, NO TENIAN HERRAMIENTAS SUFICIENTES para imponerse A TODOS, por más que quisieran; amén de que siempre, allá donde pleiteasen, se topaban ante CONTRA-PODERES, que como su propio nombre indica, SE LE OPONÍAN, Y LE FRENABAN (o al menos, tenían la posibilidad de hacerlo)

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El contrapoder siempre ha sido un salvaguarda, un bálsamo, para aquel a merced del capricho de un solitario tirano (para el que quedaba en medio, al final, de dos o más de estos poderes)

En definitiva, el hombre antiguo -que ni imaginó un Estado con la eficacia, la precisión, la omnipresencia, del actual- pudo escaparse, más de un par, y más de una docena de veces, por alguna de las incontables grietas de aquel proto-estado que ni soñaba con perder el prefijo.

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"Demo-cracia=Gobierno del demonio".. Se me ocurre ahora que quizá hay un acierto involuntario en esa identificación tan propia del extremismo religioso. Y me explico.. La cosa es que han coincidido en el tiempo, la democracia (más o menos rigurosa) con el Estado moderno, con lo que se da una curiosísima contradicción: Un régimen de mayores libertades civiles, formalmente el más libre conocido por el hombre -FORMALMENTE- pero enmarcado en una estructura gubernativa más poderosa, más invasiva, y más asfixiante, de las que han existido también, probablemente, en cualquier otro tiempo.


Pero entonces vemos que no es la democracia la que es, en sí, "el demonio", sino el Estado que, mientras que siglos a tan sólo era un ´proyecto de`, y el ciudadano no estaba tan a merced de su omnipresencia -aunque su poder pudiera ser más despótico- ahora sí que no parece haber escapatoria alguna, ante el LEVIATHAN...

.. YA CREDIDITO, BIEN REMACHADO, Y MEJOR ENGRASADO.






TRES REFLEXIONES (Separadas pero no inconexas)


De nuevo, voy a poner en cuestión la pretendida coherencia perfecta del modelo ANCAP:

Miren, no es que yo sea anti-capitalista. Ser anti-capitalista, hace poco me dí cuenta, es otra forma de fanatismo, y otra manera de coartarse la propia reflexión, no menos estúpida que la de ser anti-comunista, anti-fascista, o anti-belicista (*) Sin embargo, de igual modo que yo no quiero prohibir a nadie que sea, ni empresario, ni comerciante, ni banquero, yo tampoco quiero  que me obliguen a escoger entre convertirme en mercader, en especulador, ¡o en patrono!

... ¡que es lo más parecido a ser un dictador, esto último! 

...¡Pero aunque uno no quiera serlo de ningún modo!, pues la competencia obliga a ser "despiadado", como reza el discurso anticapitalista. Y, aunque quizá con exceso de moralina, no le falta razón, ya que, si no eres "implacable" y la empresa que COMANDAS no está a la altura de las exigencias -exigencia de comer o ser comido- ¡te vas al garete!

Así, es el libre-mercado, ese "vergel de paz y entendimiento", el que te obliga a convertirte en tirano (eso sí, de ámbito inmaculadamente PRIVADO)


***

Ser anti-racista es otra de las cosas más candorosamente bienintencionadas y calamitosamente quijotescas que existen. Oigan, que está muy bien preciarse de no tener prejuicios raciales, o étnico-culturales, pero no por ello va a dejar de haber gente que los tenga. Lo que nos debería preocupar es buscar las maneras concretas de solucionar problemas concretos, y así evitar, en la medida de lo posible, abusos, enfrentamientos, irracionalidad, en general. 

Pero pretender que "el racismo se acabe" es tan sumamente descabellado como pretender que la gente deje de temer, de odiar, de envidiar, de malmeter.. Siempre habrá racismo, dentro de todas las razas, ya causado por la ignorancia y el prejuicio -que aunque se haya convertido en lugar común, no deja de ser uno de los factores habituales- o ya sea por rencor, por desconfianza, por asociación a circunstancias personales, o por vaya usté a saber qué motivos..

 ¡Pero oigan! ¡Es que no se puede pretender que seamos perfectamente racionales en todo! ¡Ni mucho menos, intacháblemente morales, según unas exigencias cada vez mayores!

[*Además, hay una regla de oro que se cumple con cualquier pensamiento que se defina por su oposición a algo, y es el creer percibir "rastros" de ese "algo", de manera por completo paranoica, hasta en los sitios más insospechados.]


***

La gente, por lo general, no entiende realmente lo que significa ser anarquista. Yo mismo no lo entendía de la manera profunda, y genuinamente apasionante, que hoy lo empiezo a entender.

Ser anarquista siempre estará de moda, y siempre estará de modée. Siempre será muy facil para un adolescente cualquiera identificarse con la rebeldía, el odio a la autoridad y "hacer lo que le de la gana", porque ese es el aspecto superficial que la inmensa mayoría aprecia en esta opción política. Pero quién ha llegado a interiorizar, y comprender profundamente "de lo que va esto", sabe que va mucho, mucho más allá de tales puerilidades.

Ser anarquista no es original, aunque tampoco sea lo más popular entre los "adultos". Desde luego, se llama más la atención siendo evoliano, nacionalista, o hitleriano. PERO SER ANARQUISTA ES LO ÚNICO DIGNO DE SERSE, estoy ya completamente persuadido de ello. 

No soy anarquista porque sea lo más novedoso, o lo más radical, sino porque es LO MÁS SENSATO, LO MÁS HONRADO, Y LO MÁS CONSTRUCTIVO (para uno mismo y para todos los que nos rodean)

Pero aún, sobre todo eso: PORQUE NO SOMOS NOSOTROS LOS UTOPISTAS. SINO QUE QUIENES LO SON, EN REALIDAD, SON TODOS LOS DEMÁS. 

El resto de los paradigmas políticos llevan décadas, siglos, persiguiendo un ideal en el que fracasan una y otra vez, y del que se alejan de manera desigual, según van capeando el temporal. 


¿Pero cuan utópico es realmente lo que nosotros planteamos? 

¿Organizarse sin Estado? (o con el menor Estado, administración, posible, pues de lo contrario sí estaríamos más cerca del utopismo que del posibilismo)

¿Acaso no desarrollamos, AÚN POR FORTUNA, infinidad de proyectos, diálogos, relaciones, sin el "Leviathan" de por medio? (Es decir, al margen del Estado)
Pues a lo que nosotros aspiramos, no es más que a ampliar poco a poco -pero más pronto que tarde- ese espacio de LIBERTAD aún a salvo de "la banda de salteadores de caminos". Nada más que a eso.

¿Es eso utopía? ¿O es, sencillamente, batallar por nuestra dignidad?

lunes, 10 de noviembre de 2014

"EL MIEDO A LA LIBERTAD" (1ª parte)























El miedo a la libertad, en sus diversas formas, siempre ha estado ahí.

Y siempre estará. Las tentaciones represivas, censuradoras, silenciadoras.. Las cruzadas contra esto o contra aquello son una constante en la Historia Humana y una piedra con la que no parecemos cansarnos de tropezar.

Una de las principales formas que adquiere este recelo es limitar, de muy distintas maneras, la libertad de opinión. Ya sea por motivos religiosos, morales, patrióticos, o culturales, y dependiendo de qué grupo ostente la hegemonía en cada momento, se vetarán unos tipos de opiniones y no otros. Cuando la hegemonía la tiene la Iglesia y las clases altas, las ideas antireligiosas, comunistas y anarquistas son las más perseguidas. Cuando la hegemonía es de la social democracia y el "izquierdismo blando", lo más imperdonable, y condenado desde todos los púlpitos, es el tradicionalismo, el "izquierdismo duro", el fascismo, y todo lo que "suene violento a nuestros delicados oídos". Cuando el fascismo y el comunismo estuvieron en el poder, casi cualquier cosa distinta del ideario "del partido" estaba, no únicamente mal vista, sino penada muy severamente. La diferencia entre esos regímenes totalitarios y las "democracias" de hoy es que estas últimas han perfeccionado magistralmente, porqué no decirlo, los métodos de censura y condena; ya no es necesario cerrarte el periódico o encarcelarte, basta con usar el aparato mediático, en tan estrecha relación con el poder político, para silenciarte y exiliarte de facto sin siquiera expulsarte del país.

Ya he manifestado en anteriores artículos que la cruzada, por ejemplo, contra el antisemitismo y el fascismo, en sus diversas formas, no ha hecho sino agravar el problema que, supuestamente, pretendía resolver; pero claro, pretendía resolverlo enterrándolo y lanzando al "infierno de los réprobos" a quién pretendiera hablar de ello, cuando no encarcelándolo, e incluso secuestrando sus publicaciones, ¡y hasta quemando sus libros! -¿Quién nos iba a decir que, en nombre de la lucha contra el totalitarismo nazi, se iban a acabar produciendo las mismas escenas que se produjeron a manos de los propios nazis?- 





¿No hemos aprendido nada? 

La respuesta es, claramente, que ¡No, no hemos aprendido nada! La prueba la tenemos delante de nuestras narices: Los partidos que se reconocen en mayor o menor medida en el Nazismo y los llamados Fascismos no hacen sino crecer, y las teorías más disparatadas sobre la "conjura judeo-masónica" no paran de extenderse a más y más sectores. Ya lo he intentado explicar en numerosas ocasiones: La censura sólo evidencia miedo por parte del que la ejerce, y el censurado percibe inmediatamente ese miedo como lo que es, una debilidad del que ahora marca el rumbo de la opinión pública, y esta debilidad será siempre su fortaleza, pues se agarra al argumento de que "le silencian porque tienen demasiado miedo a su verdad". 
Y cuanto más empeño pongan en silenciarle, más crecerá, entorno a él, el romanticismo del proscrito, de la "minoría informada, siempre tan temida por quienes desean ocultar información." 
Tal como dije la otra vez que me referí a la libertad de expresión, ¿a qué le tenemos miedo? Si los argumentos de los fascistas, los comunistas, los anarquistas, los carlistas, ¡los que quiera que encarnen en un momento dado el mal absoluto!, son tan erróneos como decimos, será exponiéndo estos ante el criterio público (en todo su espectro cultural, y de comprensión) cuando se muestren cuan pobres son, E INMEDIATAMENTE, QUEDARÁN DESACTIVADOS.

EL AIRE FRESCO ES SIEMPRE BUENA RECETA
LA LUZ DEL SOL ES EL MEJOR REMEDIO CONTRA TODOS LOS MALES, Y TODOS LOS ACHAQUES.. 
PARA BARRER TODAS LAS SUPERCHERIAS Y MANIAS, PARA DISCRIMINAR ENTRE LO VALIOSO Y LO DESECHABLE.
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¿Qué creen, que si el partido comunista de España estuviera prohibido no tendría muchos mas seguidores? Justo eso fue lo que se evidenció en el paso del Franquismo a la "democracia", la llamada transición, que muchos preferimos llamar transacción (por no usar términos más feos) El Partido Comunista era, además de casi el unico que vehiculaba la oposición al Régimen, una formación que contaba con enormes cantidades de afiliados y simpatizantes entre la clase estudiantil y los intelectuales progresistas. ¿Qué ocurrió una vez fue legal? Pues que los votos recibidos en cada elección fueron menguando hasta convertirse en una fuerza casi marginal. "Qué hubiera ocurrido si no hubiese sido legalizado" es un ejercicio de ucronismo nada fácil, pero me atrevo a aventurar que, al igual que los herederos de los derrotados fascismos, hubieran conservado aquel halo de romanticismo y rebeldía que despierta como nada, en la gente, la adhesión más visceral y menos racional, esto es, la de tipo más sentimental, si no abiertamente pasional (por no usar, de nuevo, términos menos generosos)

El miedo a la libertad se evidencia del mismo modo cuando nos referimos a cuestiones como la unidad nacional, el control del estado (eje democracia/autoritarismo), y el conflicto individuo/comunidad.

Yo tengo una respuesta muy clara y muy tajante al problema, tan de actualidad en el caso español, de la unidad del Estado. Sé que no es del agrado, como es previsible, de los nacionalistas de cualquier signo, pero para mí, toda esta encrucijada, tiene una tremendamente sencilla salida: ¡Dejar que las cosas sean por sí mismas, y que desemboquen donde deban desembocar, de manera espontánea! Sin querer otorgarles...nombre, categoría, y mucho menos, UNIVOCIDAD. 
¡Que lo vasco sea español y lo español vasco! Y tres cuartos de lo mismo con lo catalán, lo gallego, o lo portugués. La insistente manía de querer que las cosas sean como pensamos que deberían ser es lo que nos ha llevado a todas las causas perdidas, derrotas estrepitosas, ridículos y sinsentidos. Cuando Franco se empeñó en que lo vasco y lo catalán tenía que ser tan español como lo castellano o lo andaluz, porque él creía que lo habían sido, o que deberían serlo, o que habia una conjura judeo-moscovita para que se rebelaran contra la idea de serlo, ¡Da igual!, se trató del mismo caso de "ingeniería cultural voluntarista" que el de los nacionalistas vascos y catalanes pretendiendo "eliminar los rastros de españolidad" que ellos creían ver (lo cual siempre estará sujeto a perspectivas y es tan dificil de delimitar, o sostener argumentalmente, como aquello anterior de "tan español como lo castellano o lo andaluz", ¿qué diantres significa eso? )


Y ya, más específicamente sobre la unidad y los metodos para lograrla (ya se refieran a la unidad de España, en este caso, o de los países que pudieran surgir de su escisión en un futuro) ¿Por qué presuponemos que es bueno mantener las naciones-estado unidas, y cuidar de que no se disgreguen, llegados a un extremo, hasta alcanzar el modelo cantonal, o la fragmentación absoluta en decenas, cientos de micro-paises totalmente independientes?

¿Por qué presuponemos que el Estado -grande y centralizado, o si somos más racionales, de tipo federal- es bueno en sí mismo, o es mejor que el micro-estado? 

Eso nos llevaria, creo, demasiado tiempo, y nos desviaríamos del tema del ensayo, "el miedo a la libertad". Y como este es el mal, la baja pasión, que me he propuesto diseccionar, quiero enfocar el problema sobre la indisolubilidad del Estado, de la Nación, desde esta clave, y no desde otra. Es este, pues, el momento en que hago la pregunta que considero en el núcleo duro de esta cuestión, y me dirijo con ella a los patriotas, y adalides de "la unidad del estado a cualquier precio" (sea de España, de Euskal Herría, o de los Paixos Catalans):

Si tan incuestionable es la unidad cultural de vuestra nación -la que considerais vuestra nación- ¿Qué temeis en su disgregación política, estatal, meramente administrativa?

¿Destruiría esa división gubernativa su unidad cultural, o se encontraría, cuando menos, en serio peligro?
No será entonces tan indiscutible, tan objetiva, la idea nacional que defendeis, cuando, al menos en un nivel cultural y social, no resiste un mero cambio administrativo (Sí, sé que aquí abuso del juego argumental, pues bien sabemos que es algo más que "un mero cambio administrativo"... Aunque siendo sinceros, no tanto más.)

Zanjado este problema, a grandes rasgos y preliminarmente, quiero encaminarme hacia una última cuestión, y esta es, como adelanté, el conflicto individuo/comunidad, y democracia/autoritarismo. Cuando nos encaramos con grandes problemas de índole socio-cultural, -la pérdida de valores, el individualismo, los conflictos familiares, los enfrentamientos sociales, la inmigración- Siempre confiamos más en el control del Estado que en la espontaneidad de la respuesta social para solucionarlos -o al menos, no agravarlos, y mantenerlos a raya- Pero digamos las cosas a las claras, porque si no vamos a estar dando vueltas y sacando de la manga recetas, a cada cual, más errática. El recelo ante la espontaneidad, ante el curso natural de las cosas, y su capacidad para enmendarlas con razonable éxito, es lo que nos  lleva a proponer inacabables medidas legislativas, y a todo ese erratismo, ¡siempre recurriendo al brazo del Estado!, que rara vez soluciona algo, si no lo empeora ostensiblemente.

Y cuando hablé de "decir las cosas a las claras", ya se imaginarían que apuntaba a una cuestión no demasiado cómoda de reconocer, aunque en extremo obvia. Me refiero al error de pensar en los problemas de la gente común desde la mentalidad del intelectual, del profesional liberal, el artista, el científico, o cualquier otra profesión destacada, pues son mentalidades esencialmente distintas. Y con esto quiero decir que todo grupo que sobresale, ya se llame aristocracia, clase política, empresarial -o los gremios del cine, la literatura, y las artes- siempre se sentirá mucho más identificado con las élites correspondientes de cualquier otra nación, o continente, que con la masa, la gente común -sin ninguna connotación despectiva- de su propio país. Esto es un hecho evidente e insoslayable, por más violento que nos resulte admitirlo, inmersos en la era triunfal del pensamiento fofo y buenista. Y es esta la razón de que, en primer lugar, no confiemos en la capacidad de auto-organización y sentido común de las masas, y asímismo, erremos el tiro de manera tan reiterada cuando proponemos, desde nuestra grandilocuencia, una serie de normas muy bienintencionadas, y perfecta expresión de nuestra arrogancia "iluminista" -al más viejo estilo "Todo para el Pueblo, pero sin el Pueblo"- Ya sea desde idealismos igualitaristas (como los feminismos, multiculturalismos, y todo tipo de homogeneizantes) o diferencialistas (esto es, toda clase de nacionalismos, etnicismos y racialismos "demasiado convencidos de su película".)

Por tanto, este debiera ser el clamor más general:

¡NO MÁS INGENIERIAS SOCIALES!

¡Dejemos de jugar a la Demiúrgia! ¡Dejemos atrás de una vez los "iluminismos"! 
¡Cometamos el último atrevimiento, y renunciemos de una vez al idealismo!

Porque otro error en que frecuentemente caemos -y tiene que ver, de nuevo, con la oposicion élites-masas- es que formamos nuestros juicios sobre la capacidad de influir en el individuo medio basándonos en nuestra propia experiencia, ya pertenezcamos a ese grupo o a otro. Y aquí, es también insoslayable que, mientras estemos por encima de la media, vamos a ser, por regla general, mucho menos influenciables que alguien de nivel intelectivo o cultural inferior (Aunque también hay otro baremo, que sería lo que llamamos "personalidad", y  tiene que ver con la insobornabilidad que muestra cada uno, más allá de su instrucción o coeficiente intelectual, ante influencias externas, vengan de la calle, de los medios, o de la política.)

Esta será, pues, una prevención que nos vendrá muy bien cuando queramos ser algo más objetivos sobre "qué es y qué no es" capaz de influir en una gran masa de población, y aquí confluirían fenómenos como el consumismo, las burbujas (inmobiliarias y de todo tipo) y las diversas, ya mencionadas, ingenierías sociales (por la izquierda o por la derecha... igualitarias o diferencialistas.)


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En realidad, el último asunto que debiéramos abordar es el de las drogas, pero en este punto, me tomo la licencia de remitirles a la opinión del mayor experto en este tema de todo el Globo, Antonio Escohotado, sobre la que no tengo nada que adjuntar, ni que refutar, pues el peso y la coherencia de sus argumentos son de tal firmeza que ¡ni una sóla coma cabe añadir!