Filosofía, Metapolítica, Aforismo, Poesía.

lunes, 23 de febrero de 2015

"LA BATALLA CULTURAL (II)"


La realidad es un torrente inacabable de sucesos, datos, declaraciones, amistades y enemistades, choques dialécticos y físicos, tendencias fuertes y débiles, causas cercanas o remotas.. Es tan amplia y tan rica en detalles como nosotros queramos, pues no nos es posible analizar todo lo que en las sociedades acontece. Nuestra perspectiva única e intransferible dependerá de cuales son los filtros que usamos para extraer de aquel inmenso magma de sucesos lo que consideramos relevante. Estos filtros que cargamos son los responsables de que unos y otros perciban en un mismo acontecimiento detalles distintos, y que incluso puedan interpretarse unos mismos detalles en sentidos opuestos. 

En la primera parte hice una amplia introducción donde quedaron sentadas las bases de la materia a tratar y delimitados sus mecanismos y procesos, así como sus implicaciones.

Dijimos, a grandes rasgos, que aquel sector ideológico que ha logrado imponer su hegemonía fabrica unos clichés, caricaturas, lugares comunes.. con los que se construye la imagen de sus opositores que es ofrecida al gran público, y de este modo, se afianza la hegemonía al tiempo que se lanzan piedras en el camino de quienes la desafían. 

El "enemigo" es lo que nosotros decimos de él, y no lo que él dice de sí mismo; y para que esto siga así, conviene que se le oiga lo menos posible, y seguir siendo nosotros sus intérpretes; de ese modo parecerá que sabemos mejor que él lo que piensa, o dicho de otro modo, que le ahorramos al público el esfuerzo de traducir lo que realmente quiere decir.

Así se construye la hegemonía cultural, y así es como se le da a la gente "la realidad masticada". Quién no posea las herramientas para analizar ésta por su cuenta, o sencillamente carezca del interés para hacerlo, inevitablemente se convertirá en fiel vocero del discurso hegemónico y, sin siquiera percatarse de ello, hará de guardia pretoriana del sistema establecido, extendiendo y fortaleciendo cada uno de sus ticks, filias, fobias, vacas sagradas y tabúes.

Esto es lo que finalmente ha quebrado internet. Hasta la aparición de la red de redes, los medios públicos y semi-públicos (subvencionados y tutelados por el estado) tenían en sus manos una capacidad de crear opinión muy superior a la de cualquier medio privado, editorial o asociación cultural; puesto que poco podían hacer éstos frente a la competencia desleal de unas televisiones, unas radios y unos periódicos a los que se les inyecta capital o se les cancela deudas (pero que, sobre todo, ¡se les permite emitir!) ..Esto en el caso de los medios semi-públicos, porque en el caso de los inequívocamente públicos, la carta blanca para invertir en propaganda descarada del gobierno de turno y de su ideario particular no tenía apenas limites.

Antes de empezar a surgir miles de medios alternativos a los que cualquiera tiene acceso con un click de ratón, los medios hegemónicos eran pocos; y, gracias a ese consenso que va formándose entre las oligarquías y la clase política, acababan todos lanzando un mensaje casi unívoco, de tal forma que la inmensa mayoría no percibía otra imagen del mundo ni otra lectura de la realidad que la que estos medios hegemónicos le proporcionaban. Así se explica cómo, por ejemplo, las ideas social-demócratas y progresistas han llegado a asimilarse en gran parte con el sentido común; y que hoy, cuando intentamos hacerle ver a alguien que caben muchas más maneras de leer la realidad nos resulte tan cuesta arriba como intentar convencer a Carlomagno de las virtudes de la república.

Los que hoy se "rebelan contra el sistema" (la gran mayoría) son también parte del sistema, y no le reclaman a éste otro tipo de cosas que las que él lleva ofreciéndoles desde siempre. Algunos llamados "anti-sistema" son más bien los ultras del sistema: No conciben cambio de rumbo alguno; meramente se debaten entre pisar el freno o pisar el acelerador.

Los hijos de la educación social-demócrata en Europa sólo saben ser "contestarios" a base de radicalizar el mismo ideario y sistema de valores en que les han criado. Nadie se sale del redil; como mucho se infla para dar la ilusión de que no hay tal redil. La educación pública, ese engendro totalitario, ha sido a este respecto tan efectiva que, lejos de percibir los adoctrinados por ella el daño que les ha causado, abrazan sin dudarlo al liquidador de su sentido crítico y desean ardiéntemente concederle mayor poder todavía.

Sólo así puede explicarse tal confusión generalizada, tal desconexión de la realidad como la existente en la Europa actual. Aquella "realidad masticada" de la que antes hablamos, administrada regular y concienzudamente, ha dado lugar a una sociedad que ya sólo puede digerir alimentos procesados. Si le presentas el solomillo crudo no va a saber qué hacer con él.
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jueves, 19 de febrero de 2015

"¿Es el Marxismo una teoría conspirativa?"

(Anexo a "Comentarios sobre ´Dialéctica del Iluminismo`".)


Dejaremos para la segunda parte del análisis sobre esta obra sus fragmentos más inspiradores, o su valor más constructivo. En este anexo nos dedicaremos a incidir en su dimensión más puramente ideológica, en la cual se halla, a mi juicio, su parte más negativa, y que considero, por ello, vital el exponer y, de algún modo, desmontar.

Para ello, será necesaria una pequeña introducción:

Como muchos de ustedes ya sabrán, el Marxismo considera al Estado, y la sociedad entera, junto con las leyes que nos son dadas, como un "sistema de dominación", sin medias tintas ni excepción alguna. Cuando ellos son quienes lo toman, entonces, sorpresiva e inexplicablemente, deja de serlo.

La realidad humana, y todo lo que la contiene, debe ser interpretada dialécticamente, o mejor dicho, MANIQUEAMENTE, en clave de "clase dominante" y "clase dominada". Todo lo que hay de injusto, o se percibe como injusto, en nuestro mundo, tiene como fundamento el "orden burgués".
¡Nada puede escaparse a esa torcida y obsesiva visión!

El Marxismo es, como escribió Karl Popper, un "sistema de pensamiento que se autojustifica, y ante el que no cabe refutación alguna, en tanto que se retroalimenta ad infinitum".

Así, cada vez que alguien denuncia en él una incoherencia, rápidamente "saca de la chistera" una respuesta conveniente que vuelve a retroalimentar el sistema: 

-¿Contra quién luchamos? -Contra la burguesía. -¿Cual es nuestro fin? -La liberación del yugo burgués. -¿Quién es nuestro liberador? -¡Lenin!
-¿Y entonces, por qué Lenin se muestra tan autoritario y sus comisarios políticos han montado semejante carniceria? 
-Porque no le quedó otro remedio, los burgueses no le querian dejar establecer un sistema justo. 
-¿Oye, Y quienes son estos fascistas, que recuerdan tanto a los bolcheviques? 
-Sí, nos imitan con el fín de engañar al proletariado internacional y que vuelva al redil de su nación burguesa. Se trata de una jugada maestra 
-¿Oigan...pero los nazis estos....no recuerdan mucho, en como persiguen a los judios, a como nosotros perseguíamos a los burgueses? -No, nada que ver, los fascistas lanzan a los proletarios unos contra otros, a los penúltimos contra los últimos, y así se salva la burguesia, que es quién inventó la artimaña. 
-¡Si, si! Pero.. ¡Ellos también acusan a los judios de todos los males del mundo, igual que nosotros hacemos con los burgueses! ... 
-Puede ser, pero es que la burguesía es real, la judería es una invención. 
-...¿Pero los judíos existen, no? -Si, claro que existen, pero no son la clase dominante. 
-Bueno.. ¿Pero no es cierto que hay muchos judios en los estamentos más altos de la política, la banca, la empresa y la cultura? -Sí, pero los burgueses son los que dominan todo. 
-Pero, entonces, ¿por qué debo creerme que los burgueses son los culpables de la miseria económica, moral y espiritual.. del Imperialismo y el sojuzgamiento de la mujer, que son uno con la Iglesia y las fuerzas de la tradición, y que hasta el fascismo es invento suyo? 
-Bueno.. Porque es evidente, ¿no? 
-Puede ser, pero también resulta evidente para los nazis que en los judíos está el origen de todos los males que nos asolan... 
-¡Basta ya! ¿Qué eres, un traidor a la causa proletaria? ¡Los fascistas se equivocan y nosotros llevamos la razón! ¡Se acabó la tonteria ya, hombre! (y como digas una palabra más, te regalo unas vacaciones en Siberia)

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«La doctrina de la verdad manifiesta, no sólo engendra fanáticos -hombres poseídos por la convicción de que todos aquellos que no la ven deben estar influidos por el demonio- sino que también conduce (...) al autoritarismo.» (Karl R. Popper.)

«Volved ateos y amorales a los pueblos que queréis subyugar: mientras no adore a más Dios que a vos no tendrá más costumbres que las vuestras, seréis siempre su soberano... Ahora bien, en compensación dejadle la más amplia facultad del crimen sobre sí mismo; no le castiguéis jamás, a no ser que sus dardos vayan dirigidos contra vos» (Maquiavelo)
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Esto último que describe tan preclaramente Maquiavelo se ha manifestado en todos los regímenes comunistas, y por extensión, en todos los regímenes totalitarios que el siglo XX ha visto. No se trata necesariamente  de "volver a las sociedades ateas" en el sentido más literal, se trata de eliminar todos sus valores anteriores, su sentido de trascendencia, si lo tuviesen, así como sus vínculos socio-culturales y toda clase de referencia anterior a la revolución, la cual impone sus nuevas referencias; y así, todo remite, en la nueva cosmovisión generalizada, a los valores y anti-valores que proclama la "vanguardia revolucionaria". Esto vendría a ser como decir que "A partir de entonces, el mundo en que vivirán estas sociedades, y en torno al cual surgirán sus opiniones, valores, y deseos, será una costrucción de la nueva oligarquía; por tanto, un producto hecho a la medida de su perspectiva, pero sobre todo, de sus intereses."

Y esto es también lo que hacen los intelectuales marxistas en un nivel, ya no popular, sino pretendidamente academico, y hasta "científico". Así, Adorno y Horckeimer abonan y riegan con gran "celo revolucionario" -o "conciencia de clase"- las tesis que ayudan a conformar esta cosmovisión tan maniquea y, sobre todo, tan conveniente.

Fíjense en como se nos pretende convencer de la idea de que "Hitler es un producto del capitalismo y de la burguesía", o de que "el nazismo estaba, está, y estará, en el mismo germen de la sociedad industrial, o liberal". De este modo queda el mundo occidental entero dividido entre, por un lado: burgueses/liberales/capitalistas (que, en última instancia, son los que engendran "el terror totalitario"); y por otro: proletarios/marxistas/socialistas (que, si atendiéramos únicamente a lo que ellos nos dicen, no han cometido jamás ningún pecado, ni muchísimo menos han dado lugar a ninguna clase de totalitarismo.) Pero vayamos a las palabras de los propios autores:

«Al incorporar totalmente los productos culturales a la esfera de la mercancía, la radio renuncia a colocar como mercancía sus productos culturales. En Estados Unidos no reclama ninguna tasa del público y asume así el carácter engañoso de autoridad desinteresada e imparcial, que parece hecha a medida para el fascismo. En éste, la radio se convierte en la boca universal del Führer; y su voz se mezcla, mediante los altavoces de las calles, en el aullido de las sirenas que anuncian el pánico, de las cuales difícilmente puede distinguirse la propaganda moderna. Los nazis sabían que la radio daba forma a su causa, lo mismo que la imprenta se la dio a la Reforma. El carisma metafísico del Führer inventado por la sociología de la religión ha revelado ser al fin como la simple omnipresencia de sus discursos en la radio, que parodia demoníacamente la omnipresencia del espíritu divino.(....)»

Hablan de "metafísica", pero nada más metafísico, literario, y por completo gratuito, que la interrelación de dinámicas y procesos que ellos hacen, intentando justificar su estrambótica tesis por medio de una concatenación de vinculaciones de lo más arbitrarias (o cuando menos, subjetivas.) 
Sí, podríamos relacionar la industria cultural y la sociedad de consumo con la aparición de una figura como Hitler, pero del mismo modo que podríamos relacionarlo con cualquier otra cosa que nos viniera en gana. Lo que hacen los autores en esta parte del libro es pura divagación metafísica, algo que puede servir como una suerte de poesía febril, de aforismo delirante, pero nunca como estudio serio de la sociedad, la política o la historia.

«(....) Finalmente, el dictado de la producción, el anuncio publicitario específico, enmascarado bajo la apariencia de la posibilidad de elección, puede convertirse en la orden abierta del Führer. En una sociedad de grandes Rackets fascistas, que lograran ponerse de acuerdo sobre qué parte del producto social hay que asignar a las necesidades del pueblo, resultaría finalmente anacrónico exhortar al uso de un determinado detergente. Más modernamente, sin tantos cumplimientos, el Führer ordena tanto el camino del sacrificio como la compra de la mercancía de desecho.»



    (Sin comentarios.)
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En el anterior capítulo también mencioné, de pasada, la obra de Erich Fromm ´El miedo a la libertad` y dije que nos dedicaríamos a comentarla en un texto específicamente dedicado a ella. No es esta, por tanto, la ocasión de hacerlo, pero si de analizar esa dimensión de la obra a la que me referí aquella vez, la cual es extensible a toda la Escuela de Frankfurt y que, como también dije entonces, consiste en tomar como paradigma del "terror totalitario" al fascismo (más concretamente, el Nacional-socialismo alemán) no haciendo ni mención del otro totalitarismo (que fue, cuando menos, igual de destructivo).
Erich Fromm, como ya aclaré, es un autor al que tengo en mucha mayor estima que a los que acabamos de "destripar", pero que, como he dicho, comete el mismo "pecado" que estos, lo cual puede expresarse, a modo de resumen, en el siguiente fragmento:

«Llegamos así a definir como ideal verdadero todo propósito que favorezca el desarrollo, la libertad y la felicidad del yo, considerándose, en cambio, ficticios aquellos fines compulsivos e irracionales que, si bien subjetivamente representan experiencias atrayentes (como el impulso a la sumisión), en realidad resultan perjudiciales para la vida. Aceptada esta definición, se deduce que un ideal verdadero no constituye una fuerza oculta, superior al individuo, sino que es la expresión articulada de la suprema afirmación del yo. Todo ideal que se halle en contraste con tal afirmación representa, por ello mismo, no ya un ideal, sino un fin patológico. (....) ¿Qué pensar entonces de aquellos "ideales" que, como los del fascismo, se dirigen decididamente contra la vida? ¿Cómo podemos comprender el hecho de que haya hombres que los sigan tan fervientemente, como los adeptos de ideales verdaderos siguen los suyos?»

¿Pero no es también patológico, irracional, y perjudicial para la vida, el rencor cultivado con ahinco por los propagandistas de izquierda? ¿No sucumben también muchos de los que adoptan estas ideas (no digo que todos) a bajas pasiones como la envidia, la busqueda de culpables en el exterior, o la proyección en los demás de las propias carencias?
¿O es que es el fascismo el único que se sirve de alimentar en nosotros la lógica del chivo expiatorio?


Quizá es que consideramos legítima esta justificación cuando va dirigida contra "los fuertes", e ilegítima cuando lo hace en contra de "los débiles". Sin embargo, en uno y otro caso se trata de lo mismo, de evadir la propia responsabilidad, de calmar la conciencia por medio de la proyección de la culpa en otros, de dividir el mundo en "malos y buenos", "justos e injustos", pero no atendiendo a las acciones o a las actitudes particulares de cada individuo, sino adjudicándoles uno u otro bando por mera razón de su estrato social; colocándolos por tanto en el lado de los culpables o de los inocentes sin conocer ni un solo rasgo de su personalidad, actitud, o rutinas diarias. 
¿No es esto lo mismo que hace el fascismo? 
¿A qué se debe entonces tan sospechoso doble rasero? 
(Creo que al colocar el adjetivo "sospechoso" ya he respondido parcialmente a la pregunta. Les considero a ustedes lo suficientemente rápidos para captar por donde van los tiros.)

Recordemos a este respecto que los judíos, por acudir a la referencia más archiconocida, no eran exactamente "los más débiles" de la sociedad alemana. Al igual que "la burguesía" hoy, un amplio sector de la comunidad judeo-alemana ocupaba altos puestos en la política, la empresa, la banca, o la industria cultural; y al igual que "la burguesía" hoy -e incluso ayer- otros muchos tenían negocios no tan boyantes, y no tan destacados, pero se les tomó como parte de una misma "superclase" y, dentro de esa lógica del chivo expiatorio, pagaron justos por pecadores, y se asimiló la comunidad hebrea, en conjunto, a una "élite privilegiada y explotadora del Pueblo alemán".

No tomemos, por tanto, la perspectiva sesgada de la izquierda como verdad manifiesta (que es lo que ellos pretenden). Procuremos ir más allá de lo que nos plantean como evidente, y no caigamos en la trampa de "comprar" los "hechos" tal como nos los muestran.

Este es mi humilde consejo, o si me lo permiten, incluso advertencia
Cúrense, en la medida de lo posible, de la neurosis de la ideología, y dejen que el aire fresco entre en sus apolilladas mentes y se lleve el aroma a rancio del viejo marxismo, el viejo liberalismo, o el viejo anarco-sindicalismo, falangismo.. o lo que quiera que conquistara, un día, su juicio sobre la realidad y que sometió, sin usted advertirlo, su pensamiento genuinamente libre.

Mens sana in sana libertas.


martes, 17 de febrero de 2015

"LA BATALLA CULTURAL" (1ª parte)

*
El mundo es lo que las palabras nos dicen que es. 
¡Sí, las palabras cambian la realidad! No sólo las palabras, sino la forma en que evolucionan sus significados y connotaciones, de lo cual se ocupa la semióticaLas palabras no sólo tienen connotaciones que nos remiten a otras palabras, sino que, en la sociedad mediática, la connotaciones son constituidas por imágenes, relatos ilustrados y musicados. Cuando alguien dice "democracia", "derechos", "bienestar", "humanidad".... inmediatamente se reunen en nuestra mente las imágenes, sonidos, y sensaciones con las que los medios han ido nutriendo la comprensión que tenemos de esos conceptos.
*
El conjunto de todas estas imagenes, relatos, y emociones adosadas, e identificadas con, esos relatos.. son los que conforman la imagen que tenemos del mundo, y de todas los conceptos que en él se hallan. Mientras no se añadan nuevos relatos, nuevas impresiones, nuevas sensibilidades a nuestro acerbo, seremos incapaces de leer las circunstancias de nuestro entorno en otra clave que no sea aquella en la que nos han "educado" (aunque este es un término muy generoso, siendo que hablamos, en realidad, de "inculcación" o "indoctrinamiento".)

Por eso mismo, la batalla cultural, la lucha metapolítica, se hace tan necesaria para quienes se encuentran en una posición intelectual marginal, apartada de la "normalidad" y de lo aceptable. No es que sus ideas sean inferiores, ni moral ni pragmáticamente, sino que la ideología dominante (la superestructura, que dirían los marxistas) las presenta como detestables, o meramente desechables, y las interpreta desde su muy particular perspectiva. Esa perspectiva, claro está, incluye una sucesión de connotaciones (lingüísticas, gráficas, sonoras, emocionales, morales,..) así como un "croquis" de interrelaciones con otros muchos conceptos que el pensamiento hegemónico ha creído lícito vincular entre sí; aunque, como toda visión subjetiva, se trata de una elección personal y de ningún modo, pues, una conclusión certera en términos científicos, positivistas.

El discurso dominante fabrica, por tanto, un esquema ilustrado de las ideas del contrario que muestra lo que el cree que son -incluso lo que quiere que sean- pero muy poco a menudo lo que realmente son.

¿Qué ocurre, entonces, cuando cualquiera de estos grupos que representan cosmovisiones alejadas, y apartadas de la norma, intentan defender su posición?

Lo que ocurre es que se encuentran en muy franca inferioridad de condiciones, ya que quien en ese momento domina las ideas más extendidas cuenta con todo el acerbo de definiciones, relatos, connotaciones, y juicios que ha ido inculcando en las mentes del público, los cuales juegan en su favor; y por el contrario, quién viene a defender posiciones nuevas (aunque no sean estrictamente nuevas, pero sí  en comparación con las archiconocidas y archidescritas y archiensalzadas) debe primero desandar el camino hecho por el pensamiento único, procurando matizar qué es lo que defiende y que es lo que no defiende, qué significa realmente esta idea o esta otra -por más que la mayoría dé por hecho otra cosa- y debe confiar en que el público le crea, a lo cual no va a favorecer precisamente su interlocutor, más encuadrado en las ideas ahora dominantes, y más conocedor de lo que el público entiende y como lo entiende, pues él y su discurso son los responsables de que así lo haga.

Pero, para que no nos perdamos, vayamos ya a lo concreto. Esto lo expresé, creo que de manera dificilmente más clara, cuando en un texto sobre los debates en los medios comparé la hegemonía actual de las ideas social-demócratas (o de "izquierda blanda") con la hegemonía que tuvo décadas antes el Franquismo (no es importante aquí la distinción entre dictadura y democracia puesto que, una vez lograda la mayoría, las hegemonías funcionan de la misma manera, con la exención obvia de la censura -no obstante, también deberíamos profundizar en como de auténtica es la libertad de expresión en esta "democracia"-) Pues bien, en aquellas reflexiones defendí una tesis en la que, desde luego, me reafirmo: Todo gran grupo ideológico cercano al pensamiento único del momento cae, lo quiera o no, en un proceso de acomodamiento y conformismo, se confía y deja de esforzarse, dado que constantemente rema a favor de la corriente; sin embargo, a todos aquellos grupos alejados de ese discurso hegemónico no les queda más remedio que batallar, pensar, esforzarse, por todo lo que no se esfuerzan los anteriores; ellos deben "remar" mucho más fuerte para, de todos modos, quedar casi siempre derrotados por quienes tienen "la corriente" a su favor, que pueden permitirse ser descuidados, poco rigurosos, pero aún así, ganar la batalla.

Cuando este proceso se perfecciona, y se asienta (como por ejemplo, en el caso español con los 14 años de gobierno del partido "socialista") la estrategia de todos los grupos ideológicos marginales debe cambiar, y hacerse mucho más ambiciosa ya que, en caso contrario, tienen la batalla perdida para siempre (y de hecho, exactamente eso fue lo que les ocurrió a tantos y tantos sectores del pensamiento político durante largo tiempo.) ¿Y cual es esa estrategia, tan compleja, que a partir de entonces van a desarrollar, con mayor o menor fortuna? Pues no es otra que la metapolítica, la batalla cultural.

Pero de esto ya les hablaré con profusión de detalles en la próxima segunda parte.

viernes, 13 de febrero de 2015

Comentarios sobre ´Dialéctica del Iluminismo`.

Un texto del que se ha hablado mucho, y con motivo. Un ensayo necesario, pero más que por la tesis que defiende (si es que está clara), por las diversas lecturas, críticas, o revisiones, que se pueden hacer de ella.

"Dialéctica del Iluminismo" pretende nada menos que "ilustrar a la Ilustración", y someterla a dura crítica, entendiendo que este es el único modo de que sobreviva lo que en ella hay de tan valioso, y de tan juicioso.


Max Weber dice que "la modernidad, la Ilustración, es un proceso progresivo e irreversible de racionalización de todas las esferas de la vida social, proceso que comporta, a la vez, la progresiva funcionalización e instrumentalización de la razón, con la consiguiente pérdida de sentido y libertad."


He aquí la forma en que "la Ilustración se destruye a sí misma": De la racionalización a la formalización e instrumentalización, y de ahí a la barbarie.


La Ilustración, el Iluminismo, consistió en el dominio de la Naturaleza, pero ahora, la Naturaleza, tanto la exterior a nosotros como la  que habita en nuestro interior, se rebela y se toma la revancha.Esta sería la síntesis más esquemática del problema tratado en el ambicioso texto.


Sin embargo, una vez leída con detenimiento, mi conclusión apunta a que "la idea", la pregunta qué se hace, es más interesante, en sí, que la propia obra, la cual no acaba de cerrar su tesis, o si la cierra, lo hace de un modo que no comparto -al menos, a grandes rasgos- o que no atino a comprender, puesto que la juzgo, apriori, confusa, contradictoria, y algo enrevesada.

Los autores, Theodor Adorno y Max Horkheimer.

Por supuesto, posee unos cuantos fragmentos reveladores, pero algunos lo son "en positivo" 
-dado que sí arrojan luz sobre ciertas cuestiones- 
y otros "en negativo" -por arrojar, más que luz, sombras y ofuscación- pero, al mismo tiempo, revelar con enorme claridad el sesgo ideológico detrás de gran parte de las reflexiones. Sesgo que se muestra claramente en la frecuencia 
-creciente a lo largo de la obra, como si cabalgara hacia una catarsis final- con la que aparecen los términos "burgués", "sociedad burguesa", "capitalismo", o "instrumento de dominio"; y que lo hacen, además, dotados de una "elasticidad" que los hace surgir en contextos tan ajenos, en principio, como el de los mitos clásicos -´La Odisea`, en torno a la cual desarrolla una sugerente reflexión-, el descubrimiento de América, o la sociedad feudal.
Pero debo agradecerle a la ambición de esta obra (algunos dirán "pretenciosidad", y puede que tengan razón) el haberme encaminado a concluir algunas cosas sobre problemáticas que van más allá de la propia obra, y con ello me estoy refiriendo a la cosmovisión heredera del marxismo, más concretamente, la marxiana -o marxista occidental- que es la seguida por Adorno y Horckeimer, junto a toda la Escuela de Frankfurt.

En este sentido, creo que el sesgo se manifiesta, ya, de una manera que yo calificaría de "muy grave", en el foco insistente que se coloca sobre el fascismo, y no por que las críticas vertidas sobre éste no sean acertadas, sino porque salta a la vista que muchas de ellas podrían hacerse igualmente del Bolchevismo, ya que comparten, ambos, no pocas características cuestionables de las que ellos analizan, como son el autoritarismo, el fanatismo, el dirigismo, la adoración al lider, y lo que entraña quizá el mayor hallazgo en la reflexión de estos dos autores: la razón instrumental, que es impecablemente racional en sus métodos, aún estando al servicio de fines plenamente irracionales; algo que puede aplicarse, sin una sóla salvedad, igual al Nazismo que al Bolchevismo; y que, desde luego, se muestra evidente para cualquiera menos, al parecer, para los que "piensan en clave materialista-dialéctica". Porque este "pecadillo" no es adjudicable sólo a esta obra, sino que es extensible a toda la Escuela de Frankfurt. Incluso Erich Fromm, a quién respeto y valoro mucho más que a los autores que nos ocupan, comete esa misma falta en su obra "El miedo a la libertad", sobre la cual hablaremos, seguro, en otra ocasión.

No olvidemos, a este respecto, que la Escuela de Frankfurt se define, entre otras cosas, por su marxismo crítico con la Unión Soviética y, por tanto, alejado de la misma.

¡Diantres!...Pues si llegan a ser un poco menos críticos, ¡le hacen una oda a Lenin!

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Pero dejémonos las generalidades y vayamos a la concreto. Pasemos, por tanto, a leer algunos fragmentos de la obra que nos hemos propuesto "destripar":


"En la adoración exaltada del amante, lo mismo que en la admiración sin límites de la que éste era objeto por parte de la amada, se transfiguraba, ocultándola, siempre de nuevo la efectiva servidumbre de la mujer. Sobre la base del reconocimiento de esta servidumbre se reconciliaban los sexos una y otra vez de nuevo: la mujer parecía asumir libremente la derrota y el varón atribuirle la victoria. La jerarquía de los sexos, el yugo impuesto al carácter femenino por el ordenamiento masculino de la propiedad, fue idealizado por el cristianismo en el matrimonio como unión de corazones, y así se bagatelizó el recuerdo de la edad prepatriarcal como pasado mejor del sexo. (....) Antes, la servidumbre de la joven en la casa paterna encendía en ella la pasión que parecía conducir a la libertad, aun cuando luego no se realizaba en el matrimonio ni en ningún otro lugar fuera de casa."

Sí, el pensamiento marxista, como ya he dicho tantas veces, es incapaz de leer la realidad en otras claves que no sean la dialéctica del amo y el esclavo; para ellos, siempre debe haber un dominador y un dominado, no se contempla la posibilidad de los quid pro quo. Las relaciones armónicas de complementariedad son desterradas de la razón analítica como una suerte de "ingenuidad pre-hegeliana", dado que su sistema presume de duro materialismo y cientifismo.



No vale la pena detenerse demasiado en esto. Quién quiera ver la realidad a través de este prisma no va a dejar de hacerlo; y quién piense, como yo, que éste añade un "barniz de neurosis" al análisis de las relaciones humanas (en el mejor de los casos) seguirá reafirmado en su posición.


El siguiente fragmento entraña, ya, mayor complejidad, dado que aquí sí se esconde no poco "grano" mezclado con la "paja" y las "malas hierbas". Prestemos atención a todo lo que nos dicen en este extracto Adorno y Horckeimer.


"Hoy, en la producción material, el mecanismo de la oferta y la demanda se halla en vías de disolución, dicho mecanismo actúa en la superestructura como control en favor de los que dominan. Los consumidores son los obreros y empleados, agricultores y pequeños burgueses. La producción capitalista los encadena de tal modo en cuerpo y alma que se someten sin resistencia a todo lo que se les ofrece. Pero lo mismo que los dominados se han tomado la moral que les venía de los señores más en serio que estos últimos, así hoy las masas engañadas sucumben, más aún que los afortunados, al mito del éxito. Las masas tienen lo que desean y se aferran obstinadamente a la ideología mediante la cual se les esclaviza. El funesto apego del pueblo al mal que se le hace se anticipa a la astucia de las instancias que lo someten."

Los mecanismos, e inercias, de generalización de la mediocridad, de aceptación tácita del engaño, o de extensión de la desidia, forman parte de la sociedad mediática-consumista, y esto, pocos lo negarán (si acaso, los cínicos adoradores del mercado y de todo lo que engendra, como el infame traidor latinoamericano Vargas-Llosa) Pero debemos pararnos un instante a separar, como digo, "el grano de la paja", porque aquí estamos mezclando demasiadas cosas. Por un lado, la equiparación entre consumidores-espectadores y siervos sometidos puede resultar, al menos, cuestionable en tanto la "servidumbre" no es impuesta mediante la fuerza (aunque, por supuesto, no podemos caer tampoco en el cinismo del liberal, que sólo percibe el "delito" cuando la "sentencia" aparece en titulares y a todo color, valga la improvisada analogía.) Por otra parte, incluye en la misma reflexión, como quién no quiere la cosa, el ideologema marxista de que "los dominados se han tomado la moral que les venía de los señores más en serio que estos últimos". De esta manera, revalida el lugar común ideológico. Pero no caigamos en la vieja trampa de "tomar por verdad una mentira (por más veces que se repita)" ¡No! Esto un axioma que se nos pretende colar desde hace tiempo; las izquierdas radicales asumieron esta falacia y nos han machacado con ella hasta conseguir que muchos la den por cierta -tratándose, en el fondo, de un juicio que se da por sentado, habitualmente, sin la menor explicación al respecto.- 
¿A qué moral se refieren? Evidentemente, a la representada por el "orden social tradicional", pero en la que, de nuevo, nos quieren colar, en un mismo concepto amorfo, la servidumbre de los campesinos o los obreros industriales mezclada, como si de una misma cosa se tratase, con la "servidumbre" de la mujer frente al varón, de los hijos frente a los padres, o del alumno frente al maestro.

El último extracto que les ofrezco no me va robar mucho tiempo, pues no añadiría nada relevante extendiéndome sobre él. Verán que el prisma con el que se enjuicia la realidad, si bien es certero parcialmente, es víctima también de su propio ensimismamiento, de su dogmatismo categórico, y de esa patológica mirada que supone que todo aquello que le rodea está tan plagado de patologías como quién mira.


"La permanente renuncia que impone la civilización es nuevamente infligida y demostrada a sus víctimas, de modo claro e indefectible, en toda exhibición de la industria cultural. Ofrecer a tales víctimas algo y privarlas de ello es, en realidad, una y la misma cosa. Éste es el efecto de todo el aparato erótico. Justamente porque no puede cumplirse jamás, todo gira en torno al coito. Admitir en una película una relación ilegítima sin que los culpables reciban el justo castigo está marcado por un tabú más rígido que el que el futuro yerno del millonario desarrolle una actividad en el movimiento obrero. En contraste con la era liberal, Ia cultura industrializada puede, como la fascista, permitirse la indignación frente al capitalismo, pero no la renuncia a la amenaza de castración. Ésta última constituye toda su esencia."

¿Qué duda pueda ya caber, tras leer estos fragmentos, de que el Marxismo es pura neurosis?

Cierto es que todas las ideologías lo son, pero el Marxismo en mucha mayor medida. (Que me perdonen los que aún sean marxistas, pero me he reafirmado en esa tesis tras leer con atención la obra que aquí comento.) La mayor parte de sus juicios y análisis están presididos por esa insistencia en ver siempre "el vaso medio vacio", se trata de una postura propia de un sacerdote oscurantista, que se pasa el día denunciando "la perversión de nuestra sociedad", de alguien tan resentido que sólo parece realizarse extendiendo su mala baba al mundo que lo circunda, y logrando cultivar en las conciencias ajenas el mismo rencor, insatisfacción, y amargura, que él padece.



lunes, 9 de febrero de 2015

"LAS DOS CARAS DE LA ESTAFA" (3ª parte)


Liberalismo y socialismo coinciden plenamente, de nuevo, en su desmesurada, irrefrenable, tendencia a la abstracción, en su "alejamiento del mundo terrenal"; ya sea para proclamar de forma compulsiva principios siempre ideales, siempre irrenunciables; ya sea renunciando, esta vez ellos, a enfrentarse al mundo real y carnal,.. imperfecto, y contradictorio.

Proclaman principios, y reclaman derechos. Los unos con gran fijación en lo individual, los otros en lo colectivo, pero sin ninguna diferencia en su caracter radicalmente, empecinadamente... ABSTRACTO.

 Y ese proclamar y reclamar, proclamar y reclamar..¡es todo lo que hacen! 
... ¡Y no les hables de aquel mundo carnal, y complejo, y lleno de contradicciones.. ni les acuses de ser ajenos al contexto histórico! Porque te diran que "los principios son los principios y los derechos son los derechos, y son irrenunciables tanto en este como en otro contexto".

Y ¡Oigan, esto suena incluso coherente y suscribible! Sólo que... en una situación histórica y global como la actual, y ya en el momento que tantos empezamos a ver nuestra civilización como "a bordo de un tren cargado de municiones que arremete en la niebla, en una noche sin luna ,con todas las luces apagadas." como describió Robert Ardrey a la Modernidad -¿quién sabe lo que hubiera dicho de esta post-post-modernidad, que no es sino el desbocamiento de ese proceso al que se refirió?- Cuando estamos, digo, ante semejante monstruosidad que todo parece engullirlo sin complejo ni apuro, ni tibio remordimiento.. 

¿Como hacer entender a seres tan empecinadamente idealistas que existen urgencias, hoy, que son muchísimo más prioritarias que sus ABSTRACCIONES?

¿Como hacerles entender?....

Me temo que en los casos extremos, cuando se trata de sujetos portadores de ese "gen del teólogo", parafraseando a Nietzsche, no se percatarán de su desastroso empecinamiento hasta que "el lobo" (la realidad, la Historia, ¡la Naturaleza!) les "MUERDA EL CULO" ya de lleno.

Ese es el destino, mucho me temo, de los idealistas más persistentes en "preferir la fantasía a la realidad", como diría el maestro Escohotado.
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Dirijámonos, pues, a esos peligros que, desde tantos flancos, amenazan a Europa y Occidente. ¿Qué me dicen del peligro de los autoritarismos en nuestro horizonte cercano?
Personalmente, estoy convencido, y no soy el único, de que los Pueblos europeos ya no admiten un totalitarismo de ningún modo. Están demasiado curados de espanto. 
Aunque, aquí, hay otro factor que juega en contra, y es que estos Pueblos se encuentran más desarmados que nunca, en el sentido de que se han abandonado al sedentarismo, al Estado del Bienestar, a la vida cómoda, y sin sacrificios.. con lo que, quizá no admitan de ningun modo una dictadura, pero veremos si tienen los suficientes arrestos para rebelarse contra ella.

Esto es algo de lo que, vuelvo e insistir, nunca van a hablar los liberales o los socialistas, sencillamente, porque "no está en su hoja de ruta"; por más real que sea, y por más que esté apunto de estallarles en las narices. (Lo cual puede mostrar, sin ir más lejos, la proyección del sonado atentado al semanario satírico francés.)

Por ello, reitero lo dicho una y mil veces: la ideología avanza, incluso por encima del sentido común ..es inasequibe al desaliento y arrasa con todo!
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Ulises, haciéndose atar para no sucumbir a
 las fuerzas que no puede controlar.
Y así, ellos sólo te hablarán de "derechos humanos" y "derechos individuales" en abstracto.. de libertades civiles y demás "buenismos", y abstracciones.. pretendiendo omitir el contexto socio-histórico-cultural (de ahí mi insistencia en la ABSTRACCIÓN)... 

¡Pues engañarán a algunos, pero no a los que tienen la cabeza sobre los hombros

Pero.. ¡es lo mismo! ..Por muy urgente que se les muestre a unas cuantas personas con dos dedos de frente, nuestras "élites" (políticas o intelectuales) no osarán referirse al "ethos" de nuestra civilización, en comparación con el "ethos" de las potenciales oponentes, o a toda una serie de cuestiones, por lo general, más incómodas y complejas que los lemas "que regalan los oídos de la plebe" -donde ellos se han movido, hasta ahora, como pez en el agua- y para los que ya es necesaria cierta ALTURA DE MIRAS Y PERSPECTIVA HISTÓRICA. 

¡Pero si ni tan apenas incluyen en su "ecuación" el hecho de que existen civilizaciones en conflicto en el momento presente!
No se les va a ocurrir, por tanto, meterse a fondo en lo que implica el hecho de que existan estos modelos civilizatorios enfrentados.. ¡Ni pensar ya en la proyección histórica de los mismos!....¡NO! demasiado pedir para unas "élites" que, de verdaderas élites, sólo tienen el nombre.
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Casí empiezo a echar de menos a esos Hombres de Estado del XIX y principios del XX. Eran unas canallas, seguro, la mayoria de ellos, ¡pero al menos tenian otra altura, carajo!
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´El Reino de Jauja.`
Y no se confundan en esto, no mezclemos churras con merinas, porque un servidor defiende con tanto convencimiento como el que más principios como el de libertad de expresión o el de voluntariedad (y por la "parte socialista", entiendo igualmente la idea de justicia social y el compromiso ético en su más amplia extensión) pero lo que no voy a cometer es la insensatez de abstraer estos ideales por completo de la realidad efectiva, y proclamarlos contra viento y marea. Como si con la "fuerza poética y trascendente" de mi voz fuese a acallar y a hacer retroceder a esa ingrata realidad...

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Dos hijos de la Ilustración, dos hijos del Iluminismo: 

Social y liberal: dos caras de un mismo idealismo, dos caras 
de un mismo engaño, dos caras de un falso y desastroso prometeismo.
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Pero sigamos hablando de ideales y de quimeras. Y detengámonos ahora en las utopias universalistas y en los caminos que se nos sugieren para llegar a ellas. 

Fijémonos bien en que, tanto la tolerancia religiosa como la tolerancia inter-cultural o el anti-racismo, de los que hace bandera aqui, especialmente la izquierda, no son sino expresión de deseos, de una pura voluntad de materializar paraisos imaginarios, abstracciones sin correspondencia alguna con situaciones reales, ya sean del presente o del pasado.
Pero como deseos, como "buenas intenciones", son cáscaras vacias, no llevan nada dentro, todo es "intención", "voluntad", o "quimera". Cuando escarbas más allá no hay, generalmente, una reflexión, o un análisis a pie de campo (aunque luego se efectúen algunas reflexiones y algunos análisis con estas premisas como base, pero ya de manera axiomática, y por tanto, gratuitamente irrefutable.)

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La verdad es el deseo.. 
El fin es materializar el sueño a cualquier precio.
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La Quimera, en la mente del que la piensa.
Y volviendo sobre todos estos "factores excluidos de la ecuación", el factor religioso puede mostrarse más claro para algunos, pero tampoco puede ser tomado, de ningún modo, separadamente del factor étnico. No voy a meterme en la cuestion de hasta qué punto existen  grandes grupos raciales, y de cuanta importancia merece otorgársele a los mismos en relación con el caracter y las aptitudes , porque como siempre he dicho, esa es una pregunta que debe responder la ciencia, y yo no soy antropólogo ni genetista. Hablaré, pues, del factor etno-cultural, pero prescindiendo también de la diferencia étnica que pudiera o no haber en un sentido biológico, genético; y limitándome, por tanto, a lo estrictamente cultural. 

Los entes culturales, serían, entonces, lo que presento como hechos objetivos y sobre los que la ciencia tiene más bien poco que decir. Y estos entes culturales -inevitablemente, en conflicto- son los que, yo "denuncio", pretenden omitir por completo de la reflexión socio-política tanto socialistas, como liberales. Muy especialmente los liberales -con escasas y honrosas excepciones- Ustedes mismos podrán comprobar que apenas se prestan a debatir estos temas. Han decidido que no tienen importancia ..arbitrariamente.. y pues, arbitrariamente, los "excluyen de su ecuación". 
Por eso, y por otras arbitrariedades similares, que les acuso de lo mismo que ellos acusan al progresismo, esto es: de PENSAMIENTO BLANDO. De no ver más allá de principios abstractos, de deseos y voluntarismos.

Ellos sólo hablan de abstracciones, de "derechos individuales", de "derechos de propiedad", de "derecho de no agresión", pero todo, ajenamente a los contextos históricos y a lo que hay en las mentes de las personas, y de los Pueblos.
La Quimera, tal como se materializa en la realidad.

No deja de impactarme, por tanto, esta clamorosa contradicción: que asuntos tan cruciales para el ser humano como lo religioso, lo etno-cultural, o el contexto histórico, pasen por completo desapercibidos para quienes se tienen por tan objetivos y por tan comprometidos con la verdad. (al menos, en comparación con sus contrarios.)

A mi me impacta, pero ellos...deberían ya empezar a sonrojarse notoriamente, y a replantearse, y recuestionarse, unas cuantas cosas.




viernes, 6 de febrero de 2015

"Sobre el Post-Marxismo y el ´mito` de la violencia estructural"

Creo que justo acabo de dar con la clave última del error que comete esta teoría sociológica, y al mismo tiempo, de su parcial acierto -confieso, sorprendentemente mayor de lo que sospechaba- pero que es, paradójicamente, el que me ha señalado la dirección del extravío.

Repasemos. 
Siendo lo más esquemático posible, la idea de la "violencia estructural" postula la tesis de que la sociedad se estructura en base a intrincados y muy diversos mecanismos de poder, los cuales "hallan acomodo" en la aceptación de sumisión (normalmente, tácita) de otros, que servirían  de "yin" al "yan" del ´dominador`.

Pues bien, yo sostenía hasta ahora que el error consistía en la visión paranoide, neurótica, obsesionada con leer todo en clave de "opresor y oprimido"; viniendo a decir que, si bien las relaciones tácitas de dominador y dominado se han dado siempre, es, cuando menos, exagerado querer ver esa dialéctica hasta en las gestos más nimios y las cuestiones más ridículas.

Pero no. Resulta ser que los "marxistas culturales" están muy en lo cierto al decirnos que practicamente toda relación entre seres humanos tiene como factor relevante, aunque no necesariamente predominante, el poder (el poder en sí, en su concepto más puro y arcaico.)

Todos hacemos uso de la autoridad, y procuramos aderezarla todo lo bien que podemos con emociones, gestos, y cierta labia; elementos, en definitiva, que jueguen en nuestro favor. 
Todos usamos las armas de que disponemos, ya sea la autoridad carismática (a falta de mejor término) ya sea la locuacidad, o la apelación a las emociones, el lenguaje gestual, corporal.. las armas, en general, con las que contamos. Y, obviamente, no nos paramos a pensar en si estamos usando "estrategias de dominación" o a escudriñar lo impolutamente éticas que son todas nuestras técnicas para lograr imponer nuestras opciones; pues, en primer lugar, si el cerebro humano debiese plegarse a semejantes requerimientos, nos habríamos extinguido ya en la última glaciación; y en segundo, eso sí sería apostar por un método del todo neurótico y delirante.

Entonces, se estarán preguntando ahora ustedes:  ¿Donde estaba pues el error de Foucault y los de Frankfurt?
Pues en algo muy sencillo, que aunque bien es cierto que les deja en mejor lugar que la torpe y superficial tesis que yo mantenía, no entraña tampoco excesiva complejidad, y se resume brevemente en lo siguiente:

La sociedad, en efecto, se vertebra, funciona, y se desarrolla, en gran parte mediante intercambios de poder y aceptación de la propia sumisión, PERO, el fallo de partida está en presuponer que de este "poder" sólo se beneficia el que lo ejerce, y sólo perjudica a quién a él se somete, pues es, a grosso modo, falso.

Veamos por qué digo que esto es falso.
Indaguemos en la imagen que he sugerido antes: ¿Y si el equilíbrio "yin-yan" que hemos usado como metáfora de estas "relaciones de poder" lo sustituyéramos por la idea de "simbiosis"? Quizá así quede más clara la sugerencia de que puede tratarse de una complementariedad, por tanto, de una relación no necesariamente descompensada.

Y cuando digo "no necesariamente", creo que todos entenderán con ello que hay muchos casos en los que, efectivamente, obtiene mayor beneficio el dominador que el dominado (como en el extremo caso de esclavista y esclavo, o en la casi igual de extrema relación entre abusador y abusado, entre explotador y explotado, o entre colonizador y colonizado.)
Sin embargo, no creo que sea así, en absoluto, en los ámbitos más naturales (menos forzados) de la familia, la educación, el orden social, el liderazgo, la medicina (aunque sí, en parte, la psiquiatría, como bien vió Foucault) o la sociedad rural (aunque no tan claramente la urbana, y menos aún la moderna.)

Habrá excepciones en las que sí exista descompensación en estas "relaciones de poder", por abuso o perversión de este poder, y que por ello, rompan esa "orgánica simbiosis"; pero a este respecto, conviene tener muy presente la diferencia entre regla y excepción, porque yo creo percibir un sesgo importante, y no desprovisto de maliciosidad, en la confusión entre ambas que suele cometer el neo-marxismo, empeñado como está en subvertir todo lo subvertible y en cuestionar todo lo cuestionable (lo cual es lícito siempre que el cuestionamiento no vaya ineluctablemente seguido de la condena, como parece ser el caso.)

La otra pregunta importante que nos debemos hacer, y que no sé si se la hicieron en algún momento los estructuralistas o los miembros de la Escuela de Frankfurt, es igual de crucial que la anterior para la cuestión que estamos abordando: ¿Es el poder prescindible, al menos parcialmente, o es necesario, para el desarrollo de las sociedades y la civilización? Porque si es necesario, y a mí me parece indiscutible que lo es, juzgaríamos la crítica que realizan estructuralistas y "marxistas culturales" como un ejercicio, en gran medida, futil, y en gran medida, gratuito; de lo cual se seguiría impepinablemente que se trata, también en gran parte, de una crítica en ningún modo constructiva, y de un puro ejercicio de "cuestionar por cuestionar".  

Pero dejo ya al juicio de cada cual dar el siguiente paso, y calificarla sin ambages de "crítica destructiva", o incluso de "puro mecanismo de disolución" ( Huelga mencionar que yo no iría tan lejos puesto que, como ya he hecho notar, algunos aciertos sí tuvieron quienes participaron de este ejercicio, en parte nihilista y categórico, en parte revelador y minucioso.)


Como conclusión, insistir en esto último, en que ustedes obtengan sus respuestas por sí mismos. No es mi intención aquí sentenciar, sino plantear preguntas y adelantar algunas impresiones por mi parte, que puedan resultar útiles para el discernimiento entre lo que es "trigo" y lo que es "paja" (o hasta "malas hierbas") pero de ningún modo condenar categóricamente el estructuralismo, el neo-marxismo, o el concepto de violencia estructural (aunque sí me parecería vital sustituir el término "violencia" por el término "poder", pues veo en esa mera cuestión lingüistica una de las claves detrás de la radicalización del concepto que lleva a un claro fanatismo, y a una visión cuasi neurótica y paranoide, en quienes se han hecho eco de esta teoría sociológica.)