"La ideología es una neurosis", así concluí el anterior capítulo. Por eso planteo como alternativa al paradigma ideologicista, el nihilismo constructivo, la construcción del futuro basada en la razón objetiva y no en las quimeras y en los totems de los ismos.

Antes existían tan solo las ideas liberales y las conservadoras, esto nace con la Revolución Francesa (Entonces se asocia liberal a izquierda y conservador a derecha). Más tarde, aparecen el socialismo y el anarquismo en el espectro de la izquierda y lo liberal queda desplazado al espectro de la derecha, fundiéndose en no siempre feliz matrimonio con lo conservador.
Es con la aparición del Marxismo Cultural, o mejor dicho, LOS Marxismos culturales, cuando se lleva al paroxismo la creación de mitos políticos y sociológicos. Se crea el mito de la Violencia Estructural, y heredando la forma de pensar del Marxismo clásico, el peligro que habitaba en ella se torna definitivamente catastrófico. La Escuela de Frankfurt, tambien llamada Escuela Crítica, se empeña en destruir todo aquello que pueda dar signos de caracter opresivo, de ahí nace en la segunda mitad del s. XX la voluntad de demoler todos los pilares de la civilización, considerándolos únicamente como instrumentos de dominación, y cayendo por ello en el error del análisis sesgado e incluso superficial.
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Cuando se cuestiona por el mero hecho de cuestionar, cuando se parte del falso axioma de que toda tradición y toda institución sirven exclusivamente a una voluntad de sojuzgamiento, se invierten todos los valores, se pone todo del revés. Pero no se piensa nunca en la multi-dimensionalidad de esos pilares que se quieren demoler, tan sólo en su dimensión como "impositores" o como "represores", tomando la libertad del individuo como valor absoluto y las normas como freno de esa libertad. Es un análisis simplista, obcecado y que contempla la destrucción como un bien en sí misma.
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La Escuela de Frankfurt o Escuela Crítica. |
La metodología siempre es la misma: Se construye una caricatura grotesca de la institución o el elemento a demoler
-enfatizando sus perversiones, oscureciendo sus riquezas- y se consigue al final, por medio de la repetición sistemática, sustituir en el imaginario colectivo la imagen ampliamente deformada por la anterior, cuando menos, más realista y cabal.
-"Una mentira mil veces repetida se convierte en verdad".

¡PERO "LIBERADOS"!
(Tanto de lo que nos pudiera oprimir como de lo que nos pudiera elevar)
Y ahí encontramos la clave de esta trampa, pues muchos alegan que en efecto la familia, la tradición y la civilización europea son origen de muchas violencias e imposiciones, y obviamente no se equivocan, pero tampoco se equivocan quienes defienden las virtudes de estas tres. ¿Que ocurre pues? Pues sencillamente, que la naturaleza de las cosas, como dije hace unos párrafos, no es únivoca, es compleja y poliédrica, y por tanto no se puede analizar en un solo sentido.
Esta es la neurosis de la ideología: Mientras el marxista cultural solo ve "la naturaleza opresora" de las instituciones, el conservador únicamente se mueve por el amor a la tradición como tal. Uno y otro perciben la realidad caricaturizada, el primero como un conjunto de monstruos amenazantes e inmisericordes, y el segundo como una edulcorada escena costumbrista. Ninguno de ellos, habitualmente, se plantea la distinción entre lo que es necesario atesorar y lo que impele a ser combatido.
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Ante esto, es ante lo que quiero oponer ese NIHILISMO CONSTRUCTIVO, que ajeno a todo dogma, procura tenazmente la objetividad, al modo científico.
Igual que no quiero que la religión marque el paradigma de nuestras sociedades, me niego también a que la sustituyan estos sucedáneos. Y las ideologías no son sino sucedáneos seculares de la religión -como dije al comienzo: con sus totems, sus tabúes,.. sus axiomas inamovibles y sus vacas sagradas.-