Filosofía, Metapolítica, Aforismo, Poesía.

martes, 18 de marzo de 2014

RESURGIMIENTO DEL NACIONAL-SOCIALISMO Y CANTOS DE SIRENAS II


Me toca en esta ocasión abordar de nuevo uno de los textos más mentados -el texto y la santa madre de su autor- en las últimas décadas. Es mi intención analizarlo con la mayor frialdad y neutralidad posible, entiéndase, sobreponiéndome a la aprensión que en el ciudadano medio producen este personaje y estas ideas (no digo que muchas veces sin razón) pero que, no obstante, han sintonizado con mucha gente, y me atrevería a decir que hoy más que nunca, salvando su época de mayor difusión y éxito en los años 20 y 30, como todos sabemos. 

Mi planteamiento, aunque no carente de osadía, es simple:

¿Qué podemos aprender, o incluso rescatar, del pensamiento de uno de los personajes más vilipendiados, y al mismo tiempo más ensalzados, de toda la Historia?
¿Habrá alguna idea de las que lanzó el irrepetible, para bien o para mal, Adolfo Hitler, que nos pudieran inspirar, más allá de que concordemos con el cuerpo central de la doctrina?

Pues en las próximas lineas procuraré dar, aunque sea, alguna sucinta respuesta.


El primer fragmento que escogí, para comenzar con un "aperitivo ligero" es el que sigue:
"El Estado racista debe partir del punto de vista de que un hombre, si bien de instrucción modesta pero de cuerpo sano y de carácter firme, rebosante de voluntad y de espíritu de acción, vale más para la comunidad del pueblo que un superintelectual enclenque."
Es difícil sobreponerse a la mofa leyendo unas palabras como estas y acordándose de lo "nada enclenque" que era, sin ir más lejos, uno de los héroes de Hitler, Friedrich Nietzsche. (Sin entrar a valorar cuan cerca está el mismo Führer de esa descripción.) 

Pero pasemos a otra cita ya con más miga:
"En principio, este movimiento considera el Estado sólo como un medio hacia un determinado fin y cuyo objetivo es la conservación racial del hombre. De ninguna manera, por tanto, cree en la igualdad de las razas, sino que por el contrario, al admitir su diversidad, reconoce también la diferencia cualitativa existente entre ellas. Esta persuasión de la verdad, le obliga a fomentar la preponderancia del más fuerte y a exigir la supeditación del inferior y del débil, de acuerdo con la voluntad inexorable que domina el universo. En el fondo, rinde así homenaje al principio aristocrático de la Naturaleza y cree en la evidencia de esa ley, hasta tratándose del último de los seres racionales."
En general, la mayoría de los postulados raciales que conforman la doctrina de Hitler, tienen un fundamento no mucho mayor que el de la superstición! Pero en lo referido aquí, y retrotrayéndome a los interrogantes que planteé en la primera parte de este escrito, lo que llama mi atención es que ya no está simplemente "describiendo como se desarrolló la Historia Humana y no posicionándose ni apologizando", como argumentan sus defensores ante los extractos que analicé en aquella ocasión; aquí ya pasamos la frontera entre la mera "descripción desapasionada" (De todos modos, ampliamente discutible) y la apología, ahora sí sin medias tintas, de una superioridad racial que, ciertamente, precisa de un habilidoso ejercicio de ingeniería semántica para distinguirla del puro y duro SUPREMACISMO.



Muchos biólogos, por cierto, entre ellos los darwinistas rusos, tendrían fundadas razones que oponer a esa visión mítica y cruenta de la Naturaleza que defienden los precursores del Darwinismo social, expertos en tomar de los escritos del naturalista inglés las ideas que fortalecen su paradigma, ensombreciendo u ocultando las otras.

Es de justicia decir también que, no es que ese "caracter aristocrático de la naturaleza" sea enteramente falso, pero si leemos el texto completo de Mein Kampf, vemos que esto se encuadra en una concepción realmente "ultra-recrudecida" de lo que es objetivamente la lucha por la vida, donde se distorsiona, se magnifica, la parte más cruel, implacable e inmisericorde de esta pugna, que no siempre es tal, sino que, en más proporción de lo que imaginamos, adquiere un caracter conciliador y colaborativo, por así decirlo.

No obstante, y tras estos severos cuestionamientos, reproduzco unos fragmentos que sí creo que pueden enseñarnos algo "en positivo":
"Quién ama a su patria prueba ese amor sólo mediante el sacrificio que por ella está dispuesto a hacer. Un patriotismo que no aspira sino al beneficio personal, no es patriotismo. Tampoco es nacionalismo, el nacionalismo que abarca sólo determinadas clases sociales. Los hurras nada prueban y no le dan derecho a llamarse patriota a quien así exclama, si no está imbuido de la noble solicitud de velar por la conservación de su raza. Solamente puede uno sentirse orgulloso de su pueblo cuando ya no tenga que avergonzarse de ninguna de las clases sociales que forman este pueblo. Pero cuando una mitad de él vive en condiciones miserables e incluso se ha depravado, el cuadro es tan triste, que no hay razón para sentir orgullo. Sólo cuando una nación es, material y moralmente, sana en todas sus partes constitutivas, puede la satisfacción de pertenecer a ella, que experimenta el individuo, exaltarse con derecho a la categoría del elevado sentimiento que denominamos orgullo nacional. Pero este noble orgullo puede sentirlo únicamente aquél que es consciente de la grandeza de su pueblo."
                                                                                      *
"Como el Estado actual no representa en sí más que una simple forma, es muy difícil educar hombres con esa orientación y menos aun imponerles deberes. Una forma es susceptible de romperse fácilmente."
 
"Es lógico que esta república goce de simpatías en el resto del mundo; un débil es siempre más agradable para los que de él se sirven, que un espíritu fuerte. A la república alemana se la quiere y se la deja vivir por la sencilla razón de que no se podría encontrar un mejor aliado para la obra de esclavización de nuestro pueblo."                                                                                          
 "El Estado racista requerirá para su existencia y seguridad justamente de todo eso de lo cual hoy se cree que se puede prescindir. Cuanto más incomparable y valioso se haga este Estado en su forma y en su fondo, mayor será la emulación y la resistencia que le opongan sus detractores."

En estos últimos extractos, podemos apreciar que el patriotismo es algo más que brindis al sol, celebraciones casposas o vácuos gestos de pavo real; Debiera servirnos para que, cuando hablemos de qué significa la Nación, conozcamos realmente la dimensión del asunto a tratar, y cuando optemos por una posición más, o menos, nacionalista o más, o menos, patriótica, lo hagamos movidos por la razón, y no instintiva, visceralmente movidos por una pobre asociación de ideas (En nuestro caso, el rancio y paupérrimo patriotismo franquista) o igualmente condicionados por la aprensión hacia una imagen caricaturesca (en contra o a favor.)

Como digo, no debemos pasar por alto cuestión de tan vital importancia. Uno puede estar más o menos de acuerdo con la idea de nación, o en lo concreto, de SU nación; uno puede "sentirse" más o menos español, catalán, vasco, francés.. ¡O NADA EN ABSOLUTO! pero lo que no puede hacer, aunque se empeñe, es evitar la dimensión pragmática Y ESTRATÉGICA de esta cuestión, sobre la que nos ilustra (En este caso más certeramente que sobre lo racial, a mi tenor) el controvertido fundador del NSDAP. Si no queremos perder amplitud de perspectiva, debemos reflexionar a fondo sobre qué significa o QUÉ PUEDE SIGNIFICAR la nación, a nivel metafísico -Por así decirlo- y a nivel enteramente práctico, independientemente de que "nos guste más o menos" o "nos suene peor o mejor" toda esa "cantinela de la patria".

Yo mismo, aunque no es mi opinión ahora lo relevante, me interrogo constantemente por el concepto patria, por mero "deporte filosófico", y nunca he sintonizado demasiado con él, si acaso tangencialmente y de puntillas, amén de mi tradicional inclinación al cantonalismo. 
No obstante, el tema tiene su miga, como diría el castizo.. Y no es ciertamente facil decantarse por una opción, y menos aún defenderla hasta sus últimas consecuencias (O mejor dicho, supuestos, siendo que permanecemos aún por suerte en el campo teórico.)

Pero atendamos a los equilibrios de fuerzas que en algunas de esas citas se nos sugieren, y, ya en lo particular y en lo actual, seamos inteligentes para USAR la materia prima que tenemos, la "patria", nación, o estado, que hemos heredado -Con lo de bueno, y lo de malo que pueda haber en ella- Y aprovechemos las sinergias que nos pueden favorecer -vuelvo a insistir- COMO UNA MERA HERRAMIENTA. 

¿Como vehicular un proceso constituyente? ¿Como vertebrar un nuevo modo de organización? ¿Como usar la soberanía nacional, una vez completamente recuperada? ... Infinidad de preguntas, no?

Ya luego vendrán los debates metapolíticos, metafísicos,.. ¡y metalingüisticos! Sobre si existe o no la patria.. si es un constructo abstracto basado en alianzas puntuales, o una realidad orgánica con una columna vertebral que encarna "el espíritu de un Pueblo".
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Ven pues que en todos mis escritos metapolíticos intento primar siempre la aclaración de las ideas sobre las ideas mismas que yo, u otro, pudiéramos defender; la prioridad es "desenredar la madeja" y "dinamitar los muros doctrinarios" porque, sin ese paso previo, DE NADA SERVIRÁ desarrollar un ideario ni mucho menos un plan de acción posterior; DE NADA SERVIRÍA plantear una "hoja de ruta", por muy fundada, eficaz, y aglutinadora que esta sea, sin que hayamos hecho antes todos una labor de pedagogía sobre "los demonios" de cada dogma instituido, y una revisión a fondo de PORQUÉ se han convertido de facto en demonios.

Cualquier movimiento político que pretenda hoy aglutinar, como digo, a gentes de diversas procedencias ideológicas (porque no nos engañemos, cualquier otro proceder estaría condenado al fracaso, amén de suponer un imperdonable paso atrás) no podrá convencer a una gran mayoría si esta mayoría sigue presa del "hechizo de los ismos", de sus cárceles mentales, y sobre todo, del hechizo de los medios! Siempre tan persistentes en su empeño por mantener el discurso político en el nivel más polarizado y más pueril, procurando que nadie profundice demasiado, no fuera a descubrirse el pastel de que, no solo el enfrentamiento entre los dos pilares de la partitocracia es una pantomima, sino que el mismo choque ideológico que nos muestran tiene mucho de lugar común e inercia intelectual (PEREZA intelectual) y adolece enormemente de voluntad de consenso y de alcanzar verdaderos logros, lo que a estos vocingleros políticos verdaderamente les mueve es SEGUIR JUGANDO AL JUEGO QUE SABEN JUGAR, porque  si se lo quitas, NO SON NADA!


¡LA HISTORIA PASARÁ SOBRE ELLOS COMO UNA 
APISONADORA IMPLACABLE!







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