Filosofía, Metapolítica, Aforismo, Poesía.

sábado, 3 de septiembre de 2016

LIBERTAD NEGATIVA Y POSITIVA (derechos negativos vs. derechos sociales)

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Hay mucha gente que desconfía de la idea de libertad negativa. La consideran insuficiente. Creen que eso no garantiza el bienestar de todos.

Pero, ¿y qué otra cosa lo garantiza? 

Por más que nos empeñemos en creer que "otro estado es posible", por lo que sabemos hasta ahora, el modelo social-demócrata sólo garantiza que se fragüen corruptelas, clientelismos y latrocinios varios. En primer lugar, porque un político que sólo actúe en beneficio de la sociedad y desatienda a los grupos de presión y a sus potenciales aliados, está cavando su propia tumba. Y en segundo, porque los propios ciudadanos también van a perseguir sus intereses particulares y, por tanto, muchos de ellos van a procurar engañar a la administración para beneficiarse de ella antes y mejor que el resto.
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Bastiat decía en La ley que la gente tiende a confundir la sociedad con el Estado, y que por ello, cuando algunos decimos que el Estado no debe hacer ésto o lo otro, significa que no debe hacerse en absoluto. El consenso social-demócrata ha logrado inocular tal Síndrome de Estocolmo en la mayoría que, ciertamente, dan por hecho que aquello que no emprenda el Estado no va a ser emprendido por nadie más. De ahí, pues, que se considere la libertad negativa (el derecho a la no interferencia) como algo tan estrecho, tan tacaño. Como si no garantizar la asistencia al necesitado equivaliese a eliminarla. Como si no obligarte a colaborar con la sociedad equivaliese a prohibirte hacerlo..

..Y, por supuesto, como si defender sólo los derechos individuales abocase impepinablemente a fabricar una sociedad individualista.

Pero es que la libertad negativa no implica necesariamente individualismo, ni mucho menos atomismo. Nadie va a negar que vivimos en sociedad; de hecho, somos los animales más sociales que existen. Pero la cuestión principal aquí no son los vínculos que desarrollemos o no con nuestros semejantes; la cuestión es si tenemos derecho a obligarles a ayudarnos bajo amenaza. Porque eso es lo que significan los derechos sociales. Y que la gente no tenga la obligación de ayudarte no significa que no puedan ayudarte voluntariamente, o que no puedas asociarte con otra gente que está de acuerdo en poner un fondo común para los tiempos de vacas flacas. 

Martin Krause y Benegas Lynch, en su obra En defensa de los más necesitados, hacen un recorrido por todas las asociaciones civiles de beneficencia, y más que beneficencia: entidades que proporcionaban alimentos, techo, salud y educación a las gentes más necesitadas. Tras ello, comparan los resultados de esos sistemas de asistencia con los del estado del bienestar; y la conclusión, sostenida con datos, es que no sólo resultaban de más ayuda las organizaciones de tipo civil y voluntario, sino que el establecimiento del "estado benefactor" transmitió el mensaje de que él se ocupaba de todo y, por tanto, fue desincentivando progresivamente la solidaridad espontánea de la gente. 

Martín Krause. Académico del Cato
Institute y profesor de Economía
de la Universidad de Buenos Aires.
Alberto Benegas Lynch.  
Académico y docente argentino 
especializado en economía.
Al final, los "derechos sociales" y el "estado de bienestar" son quienes fomentan en mayor medida el egoísmo y el individualismo, porque "para ayudar ya está el estado". 

Por otra parte, convertir la solidaridad en algo obligatorio no podría pervertir más el propio concepto.


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