Filosofía, Metapolítica, Aforismo, Poesía.

jueves, 20 de noviembre de 2014

TRES REFLEXIONES (Separadas pero no inconexas)


De nuevo, voy a poner en cuestión la pretendida coherencia perfecta del modelo ANCAP:

Miren, no es que yo sea anti-capitalista. Ser anti-capitalista, hace poco me dí cuenta, es otra forma de fanatismo, y otra manera de coartarse la propia reflexión, no menos estúpida que la de ser anti-comunista, anti-fascista, o anti-belicista (*) Sin embargo, de igual modo que yo no quiero prohibir a nadie que sea, ni empresario, ni comerciante, ni banquero, yo tampoco quiero  que me obliguen a escoger entre convertirme en mercader, en especulador, ¡o en patrono!

... ¡que es lo más parecido a ser un dictador, esto último! 

...¡Pero aunque uno no quiera serlo de ningún modo!, pues la competencia obliga a ser "despiadado", como reza el discurso anticapitalista. Y, aunque quizá con exceso de moralina, no le falta razón, ya que, si no eres "implacable" y la empresa que COMANDAS no está a la altura de las exigencias -exigencia de comer o ser comido- ¡te vas al garete!

Así, es el libre-mercado, ese "vergel de paz y entendimiento", el que te obliga a convertirte en tirano (eso sí, de ámbito inmaculadamente PRIVADO)


***

Ser anti-racista es otra de las cosas más candorosamente bienintencionadas y calamitosamente quijotescas que existen. Oigan, que está muy bien preciarse de no tener prejuicios raciales, o étnico-culturales, pero no por ello va a dejar de haber gente que los tenga. Lo que nos debería preocupar es buscar las maneras concretas de solucionar problemas concretos, y así evitar, en la medida de lo posible, abusos, enfrentamientos, irracionalidad, en general. 

Pero pretender que "el racismo se acabe" es tan sumamente descabellado como pretender que la gente deje de temer, de odiar, de envidiar, de malmeter.. Siempre habrá racismo, dentro de todas las razas, ya causado por la ignorancia y el prejuicio -que aunque se haya convertido en lugar común, no deja de ser uno de los factores habituales- o ya sea por rencor, por desconfianza, por asociación a circunstancias personales, o por vaya usté a saber qué motivos..

 ¡Pero oigan! ¡Es que no se puede pretender que seamos perfectamente racionales en todo! ¡Ni mucho menos, intacháblemente morales, según unas exigencias cada vez mayores!

[*Además, hay una regla de oro que se cumple con cualquier pensamiento que se defina por su oposición a algo, y es el creer percibir "rastros" de ese "algo", de manera por completo paranoica, hasta en los sitios más insospechados.]


***

La gente, por lo general, no entiende realmente lo que significa ser anarquista. Yo mismo no lo entendía de la manera profunda, y genuinamente apasionante, que hoy lo empiezo a entender.

Ser anarquista siempre estará de moda, y siempre estará de modée. Siempre será muy facil para un adolescente cualquiera identificarse con la rebeldía, el odio a la autoridad y "hacer lo que le de la gana", porque ese es el aspecto superficial que la inmensa mayoría aprecia en esta opción política. Pero quién ha llegado a interiorizar, y comprender profundamente "de lo que va esto", sabe que va mucho, mucho más allá de tales puerilidades.

Ser anarquista no es original, aunque tampoco sea lo más popular entre los "adultos". Desde luego, se llama más la atención siendo evoliano, nacionalista, o hitleriano. PERO SER ANARQUISTA ES LO ÚNICO DIGNO DE SERSE, estoy ya completamente persuadido de ello. 

No soy anarquista porque sea lo más novedoso, o lo más radical, sino porque es LO MÁS SENSATO, LO MÁS HONRADO, Y LO MÁS CONSTRUCTIVO (para uno mismo y para todos los que nos rodean)

Pero aún, sobre todo eso: PORQUE NO SOMOS NOSOTROS LOS UTOPISTAS. SINO QUE QUIENES LO SON, EN REALIDAD, SON TODOS LOS DEMÁS. 

El resto de los paradigmas políticos llevan décadas, siglos, persiguiendo un ideal en el que fracasan una y otra vez, y del que se alejan de manera desigual, según van capeando el temporal. 


¿Pero cuan utópico es realmente lo que nosotros planteamos? 

¿Organizarse sin Estado? (o con el menor Estado, administración, posible, pues de lo contrario sí estaríamos más cerca del utopismo que del posibilismo)

¿Acaso no desarrollamos, AÚN POR FORTUNA, infinidad de proyectos, diálogos, relaciones, sin el "Leviathan" de por medio? (Es decir, al margen del Estado)
Pues a lo que nosotros aspiramos, no es más que a ampliar poco a poco -pero más pronto que tarde- ese espacio de LIBERTAD aún a salvo de "la banda de salteadores de caminos". Nada más que a eso.

¿Es eso utopía? ¿O es, sencillamente, batallar por nuestra dignidad?

No hay comentarios:

Publicar un comentario